lunes, 6 de junio de 2011

Enigmas irresolubles.

Impostor.
Era un mago sin chistera, creador de las más reales ilusiones que se desvanecen con el tiempo. Era un bufón sin gracia, que cuenta chistes sin parar sin recibir risas a cambio. Era cazador de quimeras, que le rodeaban sin dejarle haber visto nunca alguna. Era luchador verbal, por lo que su adversario siempre le hacía encajar golpes en la cara para que se callara. Era domador de pasiones, que algún día acabarían por matarle. Era soñador de fracasos, porque le reconfortaba pensar que no eran una certeza. Era un cantante algo fantasma, ya que el silencio de su voz jugaba en su contra. Era ladrón de besos, pero nunca tuvo demasiado éxito. Era amigo de su soledad, que siempre le acompañaba en todo momento y allí a donde fuese. Era verdugo de sentimientos, aunque nunca conseguía acertar dejándolos siempre moribundos. Sería buen profesor a la hora de enseñar cómo no actuar.

Realidad o sueño.
Viajaba a la velocidad de la luz con tal sólo un pensamiento. Se teletransportaba a realidades paralelas con el poder de su imaginación. Era capaz de hacer cualquier cosa con sólo dejar funcionar al cerebro. Se sumergía en el bullicio del Renacimiento en lo que duraba el trayecto del autobús. Perdía la mirada en el infinito y le llevaba a conquistar batallas imposibles de otros tiempos. Recogía tesoros en aventuras dignas de argumento de una película. Descubría un futuro lejano, donde estaba rodeado de una tecnología impresionante. Se desplazaba a multitud de países conociendo nuevas culturas y costumbres. Visitaba incluso otros planetas, comprobando las condiciones que allí se daban. Cruzaba astros incandescentes sin inmutarse. Se atrevía a cambiar sus propios recuerdos. Transformaba los sucesos más inoportunos y las vivencias más dolorosas. Los desarrollaba de nuevo, de una manera que consideraba más apropiada. Revivía situaciones del pasado añadiendo conversaciones que no se produjeron jamás. En definitiva creó una vida nueva, más confortable, sin tormentos por los errores de un pasado que no supo manejar y un presente que le parecía habérsele escapado de sus manos. Se dio cuenta de que el problema de soñar despierto era que al volver su consciencia todo se convertía en una cruel pesadilla.

Distancia insalvable.
Pusieron una distancia insalvable entre ellos, ya casi ni se veían. Eran incapaces de distinguirse en aquel gran abismo que los separaba. Ninguno tenía intención de saltar, ya que sería una dura caída asegurada. La situación se había prolongado sin que apenas se dieran cuenta. La distancia se media por la duración del silencio. Ya era inútil intentar hablar, las palabras enmudecían en su trayecto hasta ser imperceptibles. Ahora no sabían cómo ni dónde volver a encontrarse. El lazo que hizo cruzar sus caminos se quebró en un desgarro doloroso. Las horas se volvían interminables en ratos intermitentes. La desilusión se hacía patente en sus rostros con demasiada frecuencia. El cansancio les robaban las ganas de seguir viviendo. Pero en el fondo conservaban intacta la esperanza de un posible reencuentro.




PD: Cada vez me cuesta más escribir, estoy barajando la posibilidad de dejarlo por una temporada.