jueves, 24 de noviembre de 2011

Nube Inquisidora.

La razón, irracional.
Una primera imagen viaja, siendo capturada por sus pupilas. El negativo de la misma permanece estático en su retina, que proporciona la condición necesaria para accionar el mecanismo de disparo de una fotografía mental. Esa imagen queda grabada en su pensamiento. Una imagen que al recordarla hace que, poco a poco, vaya perdiendo la mirada en el infinito de la imaginación de su ser. Y ese poderoso concepto se aloja en el recipiente de las incógnitas. Un estímulo activa las conexiones del intelecto y éste manda diferentes señales sinápticas a órganos remotos para que generen una respuesta en consecuencia. Entonces, empiezan a segregar un compendio de sustancias químicas precisas que dan lugar a reacciones que, posteriormente, provocan una convulsión en su interior. Con sólo una imagen mental es capaz de estremecerse y hacer que el resto de su mundo pierda paulatinamente importancia durante ese periodo de tiempo. Una imagen que es capaz de arrancarle los mejores pensamientos y sentimientos. Una imagen que le eleva y le hace flotar. La imagen de la persona amada, ya sea un concepto concreto o una idea abstracta. Y aún así con un poder ilimitado. Pero, ¿no falta algo? ¿Dónde se encuentra el desencadenante que permite a esa imagen, material o intuitiva, desencadenar en él todo ese tipo de sensaciones? Ese engranaje fundamental es sin duda, el amor. Porque a pesar de lo que se pueda pensar, el amor no es un fin sino el principio de todo.
N. del A. Eso es lo verdaderamente maravilloso. Que la razón de todo sea algo irracional. Algo que no controlas, algo que surge sin pedir permiso. Es como si el orden estuviera controlado por el caos. Intentar buscarle una explicación, es comenzar un viaje sin destino. El desencadenante de todo ese súmmum es irracional. ¿Por qué te quiero? Porque te quiero. Si no fuera así, ya no sería amor. Para el amor sobran las razones.

¿Cambio?
¿Qué inspira la necesidad de cambio? ¿La inercia o la necesidad de mejorar? Desgraciadamente, pienso que la cruda realidad deja patente el primero de los preceptos (dejando que mi pesimismo siga dictando el camino). Escuchando, puede observarse (tremenda ironía) una homogenización de las ideas. Nos adecuamos a una línea de pensamiento ajena, que lejos de venir impuesta, va calando en nosotros con sutileza. ¿Por qué decidimos perder nuestra esencia individual (por decirlo del algún modo)?, ¿es por el hecho de la necesidad de ser aceptados? Sea como sea, quedará demostrado que se trata de una herramienta de manipulación. No hay manera más sencilla de controlar a las masas que la creación de un pensamiento autómata. Además, para nosotros como individuos es más cómodo no tener que pararnos a cuestionar nuestros pensamientos, sino tener la tranquilidad de saber que son los correctos (como si de verdad existiera una forma correcta de pensar de manera objetiva). Se trata la opinión como cúspide de la verdad absoluta. Existe una barrera, formada por parte de miedo, falta de confianza y es posible que despreocupación, que refleja un reparo a la hora de expresar nuestras ideas. A parte, se trata de confundirnos entre banalidades para que las dotemos de gran relevancia, aparcando lo realmente importante (aunque evidentemente esto no es más que otra opinión subjetiva más). La necesidad de mejora de la que se hablaba al principio, necesita de multitud de principios que se desprecian. Uno de ellos puede ser la reflexión. Absolutamente todo puede ser objeto de análisis y crítica, no como algo destructivo y negativo, sino con la idea presente de la necesidad de mejorar. Esto enunciado de manera difusa y abstracta mediante mis palabras, puede concretarse en ideas de nuestro pensamiento. Mi tarea ya no es esa (en realidad carezco de tarea), de otro modo, estaría jugando al mismo juego que quien anquilosa el sistema. Ahora es deber de cada uno, reflexionar (no es una orden o mandato, sólo expreso la acción que debería llevarse a cabo).
N. del A. Mientras lo escribía me he dado cuenta de que le he copiado el estilo a Yo… Soy un copión.

Carta de San José, Pablo, a los sedientos.
Hermanos, con las dos manos. Os contaré una historia, basada en hechos reales, del final de nuestro calvario. En una fría tarde de invierno, el cansancio iba haciendo mella en nuestro reducido grupo. El esfuerzo físico llegaba al punto de cobrar el agotamiento. El camino era arduo pero contábamos con la comodidad del desplazamiento motorizado. En pleno camino, debido al castigo infligido y a las condiciones del entorno, surgió una necesidad impetuosa, la sed. La situación era crítica y al ser conscientes de la misma, rogamos a nuestro señor por que se cubriese nuestra necesidad. Un simple: “tengo sed, ¿tienes agua?” propició la respuesta del todopoderoso a mis suplicas y con ella el gran preciado bien que demandábamos. De forma milagrosa, el vehículo proporcionó de improviso un zumo de manzana y melocotón con el que aplacar esa incesante sed. Cuando me dispuse a dar cuenta del mismo, mi mano izquierda guiada por la mano de nuestro señor, hizo que asiera la herramienta con la que alcanzar mi propósito. La mano en un acto completamente incontrolado, sacó una pequeña cañita del plástico de uno de los laterales de nuestro carruaje. Fue entonces, cuando el milagro fue obrado por completo. Hermanos, recordad siempre que si vuestras plegarias son humildes, serás escuchadas y se satisfarán. Alabado sea nuestro señor.




PD: Sentía que estaba perdiendo un poco el norte a la hora de escribir, pero con esta entrada estoy satisfecho. Independientemente de lo que pueda llegar a ser...

martes, 15 de noviembre de 2011

Dimisión Sustancial.

Jugando con el refranero.
Si en el país de los ciegos, el tuerto es el rey, ¿para qué ir mirando dientes de caballos regalados? Si es mejor dar que recibir, ¿por qué donde manda capitán, no manda marinero? Será porque en boca cerrada no entren moscas, ya que más sabe el diablo por viejo que por diablo. Si al que madruga, Dios le ayuda, ¿por qué si no por mucho madrugar amanece más temprano? ¿Y para qué madrugar, si es mejor no dejar para mañana lo que puedas hacer hoy?, sabiendo que nunca es tarde si la dicha es buena. Si en el país de los ciegos el tuerto es rey, ¿para qué hacer bien sin mirar a quién? De tal palo, tal astilla y aún así, no es oro todo lo que reluce. Dime con quién andas y te diré quién eres, porque es mejor estar solo que mal acompañado. Si el perfume bueno viene en frasco pequeño, ¿por qué hay que arrimarse a un buen árbol para que su sombra te cobije? Si el que la hace, la paga, ¿por qué no hay mal que por bien no venga? A lo hecho, pecho, porque mal de muchos es consuelo de tontos. ¿Por qué es mejor pájaro en mano que ciento volando, si se pueden matar dos pájaros de un tiro? Quien siembra vientos, recoge tempestades porque en todas partes cuecen habas y aún así a mal tiempo, buena cara. Si a palabras necias oídos sordos, ¿así cómo muere el pez por la boca? Si en el país de los ciegos el tuerto es el rey, ¿para qué demonios ver, si ojos que no ven corazón que no siente?

If (por Antonio Fernandez Muñoz)
"Si puedes mantener la cabeza cuando todo a tu alrededor pierde la suya. Si puedes confiar en ti cuando todos dudan, pero admitir también sus dudas. Si puedes esperar sin cansarte de la espera y aún, gozar de ella. Y si eres engañado no pagar con mentiras, o si odiado no odiar a tu vez, sin creerte por ello ni demasiado bueno ni demasiado sabio. Si puedes soñar sin que los sueños te adormezcan y pensar sin hacerte esclavo de tus ideas. Si puedes enfrentarte al triunfo y al desastre y tratar del mismo modo a ambos farsantes. Si puedes mirar las cosas que en tu vida has roto y recogiéndolas, reconstruirlas con paciencia. Si puedes amontonar todos tus triunfos y arriesgarlos a un solo golpe de suerte y después de perder empezar de nuevo sin añorar lo perdido. Si puedes forzar tus nervios y tus tendones para jugar tu turno cuando ya parezcas derrotado y resistir cuando no te quede nada, salvo la voluntad de resistir. Si puedes hablar a las multitudes sin perder tu capacidad de escuchar. Si puedes tratar con los poderosos sin contagiarte de su soberbia. Si ni amigos ni enemigos pueden herirte. Si cuentas con todos pero con ninguno demasiado. Si puedes percibir ese minuto exquisito en el que cada uno de los sesenta segundos cuenta, tuya será la tierra y todo lo que en ella habita. Pero lo que es más importante, serás un hombre, hijo mío".




PD: No suelo hacer citas y cuando lo hago es porque creo que es algo que merece la pena. A mí me anima. De hecho, lo considero mi aspiración. Y al primero mi falta de inspiración.