lunes, 24 de octubre de 2016

Fruta Inmadura.

Ficción sombría.
Interrumpimos la señal, son las once de la mañana y diecisiete minutos. La realidad no les engaña, vivimos en penumbra. Nuestra fuente de luz y calor ha desaparecido. Todo indica que la situación es irreversible. Mantengan la calma. Se han decretado cortes en el suministro eléctrico que se corresponderán al horario diurno. Las autoridades recomiendan el uso de linternas y calefacciones. No obstante, ya se han producido algunos problemas de abastecimiento en generadores y baterías. Se espera que la situación esté controlada en un par de semanas. Las empresas desarrolladoras de energía solar han perdido la totalidad de las fuentes de financiación. Los directivos de las corporaciones más importantes se han suicidado. Hay regiones devastadas por el caos y asoladas de pánico en los que reina la anarquía y el frío. La seguridad está desbordada antes los continuos casos de violencia ciudadana, vandalismo y robo. La información que llega a la redacción es convulsa, sentimos si nuestra realidad les perjudica como oyentes. Estamos viviendo un cambio que transformará los paradigmas en los que nos sustentábamos y que llena de incertidumbre el futuro reciente. Desde su emisora favorita en el dial noventa y cuatro punto siete desde cabo Cañaveral. Mi nombre, Dan Nyemaier y aquí termina “Luz de mediodía”.

Universidad de la vida.
Lo primero que te enseñan en la Universidad de la vida es a no tomártelo en serio. Siguiendo este precepto y lema de la institución, si no te tomas en serio tus problemas, ¡qué cojones importan los de los demás! Practicar la eutanasia es tomarse la vida en serio. Por eso, los médicos de la Universidad de la vida les dan pastillitas mágicas a enfermos terminales. No les van a curar pero están mentolados y además a quién le importa. Y despidieron a un profesor. El hijo de puta iba tan en serio que intentaba que sus alumnos pensasen por sí mismos. En la Universidad de la vida piensan por ti. Dijeron que un empresario se lo empezó a tomar en serio y un fondo de inversiones compró su empresa. Ahora la empresa se dedica a vender kits de cocaína y putas. La Universidad de la vida comenzó a tomárselo en serio y ante tal despropósito decidieron montar un casino. Incluso un tipo se tomó tan en serio lo de la vida que se murió. Y grabaron un epitafio que decía, “murió por tomarse la vida en serio”. Apuntaban con un arma a un alumno de la Universidad de la vida y el tipo se descojonaba. Le dispararon en la cara dejándolo seco mientras éste y su asesino reían a carcajadas. Cualquiera querría tomarse la vida tan en serio como un tertuliano de televisión, un jugador de fútbol o un político profesional pero tampoco hace falta caer en el extremismo. La vida no es algo serio aunque no hasta el punto de resultar patético.

Última oportunidad.
La última vez
que te dijeron
te quiero,
¿cuándo fue?
¿Cuándo fue
la última vez
que te dijeron
te quiero?
Y se te cayó
una lágrima
que empapó
tu sonrisa.
Es amargo
el sabor
del tiempo
sin sueño.
Despertando
del miedo,
estando solo
y sin eco.
La última vez
que te dijeron
te espero,
¿cuándo fue?
¿Cuándo fue
la última vez
que te dijeron
te echo de menos?
Y reías,
entre charcos,
salados,
en tus comisuras.
Una idea
que martillea
tu cabeza,
quebrándola.
El dolor
que retuerce
cada instante
que pasa.
¿Cuándo fue
la última vez
que te rompieron?
Esa vez
frente a frente,
ante tu reflejo
terminó el juego.


P.S. No se ilusionen, esto es un espejismo.

lunes, 17 de octubre de 2016

Canción Silenciosa.

Lágrima virtual.
Un millón de pretextos en el bolsillo. Posibilidades que no llegan a ser. Trascender es escupir hacia arriba sin que nada evite el desenlace. No todo el mundo lo sabe y quien cree saberlo tampoco está muy seguro. Hasta que miras al espejo y ves a través de ti. Estás ahí pero transparente. Y transparente es lo que dices que ni se oye ni se intuye. No estás en ninguna parte, no existes. Suenan gotas al chocar contra el metal. Te ríes. Te ríes de la hipocresía y de la mezquindad porque ya no te queda entereza para afrontarlo con madurez. Cuando realmente eres consciente de que los argumentos pierden toda coherencia, el sentimiento de responsabilidad y saber estar queda desautorizado. Hijo de puta pasa a ser lo suficientemente suave como para ser inocuo. Queda muy poco de nosotros mismos que merezca ser respetado. Hay individuos que saben jugar sus cartas para aprovechar eso. La decadencia nos hará morir de éxito. La crisis no es económica o monetaria, es social y de valores. Vivimos confundiendo la autoestima con la ignorancia, la individualidad con el individualismo y las personas con gente. Vivimos por debajo de nuestras posibilidades porque esas posibilidades son poco probables.

Rapsodia moderna.
Quiero un líder
pero no uno cualquiera
un líder de masas.
Un trending topic
de tu frase
recurrente.
Followers que esperan
entre insultos
a beber
de una fuente anónima.
Si esto falla
quiero un líder
pero no uno cualquiera
un líder de minorías.
Humor negro
en 140 caracteres.
Apología y enaltecimiento
de suplementos
para gafas.
Manifestaciones virtuales
y recogidas de clicks
pero sin éxito.

Movilidad superior.
El otro día le expliqué a un nómada lo que son las fronteras. No lo entendió, hasta que al intentar cruzar una sin demasiado éxito, decidió hacerse activista. Espíritus libres encerrados en los límites de una nación, decía. Se casó con una chica que tenía el record mundial de operaciones de estética. Le dio miedo la intervención de su apendicitis y el nómada enviudó antes de hacer un año. La abogada de la chica era homosexual y mantuvo una relación sentimental con su cliente mientras estaba casada. Demandó al nómada que pasó a ser un sin techo. Vivió bajo un paso a nivel en un polígono industrial. Allí conoció a los que serían sus amigos, un heroinómano y un ex-fumador. El heroinómano era el marido de la abogada, frecuentando el lugar para convencer al sin techo y así asesinar a su mujer. Al final el heroinómano y el ex-fumador acabaron en la cárcel. Pero no asesinaron a la mujer del primero, se equivocaron y mataron a la mujer del ex-fumador. Después de aquello el sin techo se replanteó su forma de vida. Se hizo proxeneta pero sólo de animales. El negocio no fue rentable porque la mayoría de los zoofílicos contaban ya con una mascota. A los tres días de dejar el trabajo le tocó la lotería, sin jugar. Se cambió de nombre y de aspecto. Se casó con la abogada que en ese momento ocupaba la cartera del ministerio de la metadona. No duraría mucho ya que el ex-fumador se cambió de sexo al salir de la cárcel y ambos se fugaron a una isla del Índico occidental. Hubo un tercer matrimonio, el del ex-fumador con el negro del Whatsapp. El nómada llegó a Brasil y se hizo sedentario. Compró una parcela y comenzó a plantar guaraná. Y ahí le perdí la pista aunque me llegaron rumores de que ahora trabaja de peluquero para Donald Trump.


P.S. A marchas forzadas.