lunes, 5 de marzo de 2012

Cumpleaños, ¡TaChán!

Marcial Básico, anciano sabio.
Un hombre bastante viejo dejó un legado de eterno conocimiento. Había convivido hasta el fin con sus ideas, le dio tiempo a transmitirlas con mayor o menor acierto y a inmortalizarlas bajo escrito. Curiosamente, un pequeño escrito con algunas frases quedó en el olvido. Por suerte, el escrito se recuperó y esa pieza de saber fue desentrañada. Condensó parte del pensamiento en siete frases. La primera rezaba, “se buscan pretextos para hacer cosas y para no hacerlas”. Según el resto del escrito, podemos adelantar que el anciano pretendía cambiar los pretextos por las convicciones. La segunda frase continuaba así, “no creo que algo sea importante porque yo lo piense, sino porque estoy convencido de ello”. Anteponer la idea a la consciencia del propio ser. Las frases seguían, “entender que lo que es bueno para uno mismo puede no serlo para los demás y respetarlo”. De esta manera hace una llamada a la empatía. La cuarta decía lo siguiente, “intentar transmitir una idea desde la soberbia es inútil, cada persona es capaz de sacar conclusiones propias. Debe transmitirse desde la humildad, sin ninguna pretensión de ensalzar tu propia idea”. Es posible que nuestra idea no sea la mejor pero al menos abre la puerta a la reflexión. La quinta frase tiene relación directa con la anterior, “si alguien sabe lo que quieres decir, podrá ayudarte en ese propósito”. Esto pone de manifiesto la dificultad existente entre lo que se quiere decir y lo que finalmente es entendido. La penúltima tiene una connotación bastante genérica, “el fin no justifica los medios, pero la intención debería ser capaz de justificar a ambos”. Parece complicado ya que esa intención nunca es una certeza, sólo lo es para uno mismo. La última frase parecía ser su pretexto, “hacer algo en lo que crees no es merecedor de premios, ni reconocimiento, se hace sin mayor pretensión que la de que pueda valer para uno mismo y si en el camino puede valer para algo o alguien, no podría entonces ser mejor premio (en cambio, siempre estará sujeto a castigo)”. Concluía que la realización del propio ser era razón suficiente para el impulso de efectuar una acción. Después de aquello, parece que aquel abuelo murió en paz. ¿Estaría o no en lo cierto? Tal y como decía él mismo, puede que para unos sí y para otros no. Y en el fondo, eso no debería ser problema.

Reencuentro.
El escenario mezcla de melancolía, que amargaba una estruendosa felicidad enmascarada, desbordaba en aquella sala. El silencio se quebraba en las palabras de un hombre.
- Gracias por volver.
- …
- Por volver después de acabar con aquel chaval repetidas veces. Después de haberle dejado sin aliento en infinidad de ocasiones.
- …
- Gracias a las personas que te han dejado volver. Las que han propiciado que ahora estemos cara a cara después de tanto tiempo.
- …
- ¿Por qué todo esto? ¿De qué ha servido?
- …
- Bueno, supongo que ha servido para traerte de nuevo hacía mí y eso es lo importante.
- …
- Puede que sea egoísta, pero necesitaba verte de nuevo. Necesitaba volver a verte, hablar contigo, saber de ti.
- …
- Seguramente, para mí ha sido difícil de comprender. Pero así es. Ya no hay miedo.
- …
- He suprimido el miedo lo suficiente como para volver a tomar riendas de mis propios actos. De esa manera soy responsable de sus consecuencias, ya que éstas no son producto de esos miedos. Y aunque aún flaquee a veces, he ganado un trocito de libertad.
- …
- Sé que después de tanto tiempo esto es difícil de creer. De hecho, soy incapaz de demostrarlo, salvo con mi voluntad. Esa voluntad llena de cabezonería, terquedad y tozudez.
- …
- Tampoco pretendo que lo creas. Sólo que te quedes el tiempo que consideres preciso, deseando que eso mismo fuese la eternidad. Aunque ya sé lo que es perderte y también la forma de volver a buscarte y finalmente, si hubiese suerte, encontrarte.
- …
- Sin miedo te digo que… Bueno, lo sabes.
En ese momento alzó la cabeza y con ella la mirada, hasta encontrarse con los ojos que esperaban justo en frente. Justo en ese momento, se dio cuenta que le hablaba con el espejo. La situación pareció no extrañarle, al revés, fue reconfortante.

Whenever, wherever, whoever? Forever.
Lo sabes sin saberlo realmente, es una sensación extraña. Una especie de paramnesia del pensamiento. Una idea que se aloja en la inconsciencia esperando a salir. Esperando el turno y que la llamen. En el plano consciente todo transcurre bajo la mayor de las normalidades. No obstante, en las profundidades esa misma consciencia no tiene la menor idea de la hecatombe que está por acontecer. La idea en estado latente espera, formando una crisálida perfecta. Necesita transformar su cuerpo en alas majestuosas con las que poder volar. Llegado el momento, siempre incierto, el receptáculo que la confina se funde, liberándola. De esta forma, bate las alas para llegar de una vez por todas a la ansiada consciencia. Al principio sufre un calor extenuante pero poco a poco cae en el abrigo de una calidez templada. Al final, con descuido, cae al frío olvido. Sabiendo que esa situación aproxima su muerte, vuelve a extender las alas. Regresa al mundo que la vio nacer, el mundo de las ideas. Regresa al estado inicial con ayuda del tiempo que no tiene inconveniente en dar marcha atrás. Ahí espera de nuevo la llamada.



PD: Ya que es mi cumple voy a dedicarlo, ¿no? Bien, se lo dedico a Antonio y Árbol, por leerme en silencio, mi gratitud. También a Yo y a Vick-al, por hacerlo con bastante más ruido, mi más sincero agradecimiento. De alguna forma, le dais sentido a mi juego particular de escribir. Y por último, me nomino con 3 puntos a mí mismo. Que me perdone aquel al que le hubiese gustado ser mencionado... En fin, otro año más y el blog también cumple años pronto... Cumpleaños, tachán.