martes, 17 de diciembre de 2013

Conquista Individual.

Las pésimas lenguas.
- Buenas noches a todos y bienvenidos a su programa favorito. Soy Marvin Oscar Augusto Osvaldo Williams y esto es “Abre las nalgas que preparo El Objetivo”. Tenemos una serie de invitados que no presentaremos porque están invitados a marcharse.
- Ya que estamos aquí, me gustaría decir…
- Me comunican que nuestros invitados a marcharse formaran parte del nuevo programa de la cadena que se titula “Splash en aceite hirviendo!”.
- Gracias Melissa Fowler von Cattenburg, por tus siempre maravillosas noticias. Continuamos con nuestra tertulia antihoraria. El tema de hoy es, ¿pueden los faros estrobocópicos de última generación provocar ataques a un conductor epiléptico? Damos paso al grupo de expertos que arrojarán luz sobre esta cuestión. El primero es profesor heráldico de la Universidad Politoxicómana de Arkansas, el señor Little Rock. Su respuesta profesor…
- Sí.
- Magnífica exposición, Sr. Rock. Puede salir del retrete cuando desee. Nuestro siguiente contertulio es un autoretrato del museo Kartoffel de Arkansas en Tasmania Oriental. Su aportación, por favor.
- Claro.
- Podemos transmitir la conclusión gracias a la traducción metafísica, por cortesía de Farlopa Cola. Por último, como no podía ser de otra la opinión de mayor rigor. Madre, cuando quiera.
- Hay que ver niño, siempre haciendo tonterías. Si ya te lo dijimos, haz algo de provecho con tu vida. Hubieras opositado para cajero del Pryca en vez de hacer esta mierda. ¡Qué disgusto!
- No te preocupes, mamá. Ahora vendrá un señor muy bueno a darte unas pastillitas mágicas que me convertirán en la hija ganadora de concursos de belleza que siempre quisiste, tú tranquila. Hasta aquí el debate de hoy titulado, “¿pueden las luces de un club de alterne incitar al deseo cópula de un conductor epiléptico? Les dejamos con unos comerciales, esperamos que no les hagan vomitar.
“- Están hartos de que les salga espuma por nariz y ojos, sin remedio…”
- Has metido un anuncio de Arkansas.
- Lo siento, a ver ahora…
“- ¿Nunca les ha ocurrido que han tenido visitas indeseadas en casa y no han tenido una calavera que enseñarles?
- Estoy harta de vivir esas situaciones Maik, pero nunca encuentro una calavera que quepa en mi zulo de 5 metros cuadrados.
- Eso se acabo. Galería del Psicoanalista les presenta el set Calaveras de Pigmeos. Con este de cinco calaveras será la envidia de sus seres más denostados.
- Oh, Maik. Lo has conseguido como siempre jamás.
- Efectivamente, Carolain. Y a las 7/3 primeras ejecuciones le regalamos la colección Jardines Imperiales del Mundo. Contacte ya y consiga estás impresionantes ventajas.”
“- Ya sabe que no podrá disponer de sus bombones en verano para poder garantizar su perfecta conservación. Es por eso que les ofrecemos el sustitutivo perfecto para el verano. Disfruta de los mejores mantecados, Polvorones Rocher.”
“- ¿Cansado de la nueva moda del humor negro? ¿Cansado de esas bromas que nunca entenderás a las que llaman humor inteligente?, piensa en verde, kulunguele. ¿Cansado del humor original, el de toda la vida? Tenemos lo que necesitas. Nuevo Humor Sin, por el culo te la hinco.”
- Ya estamos de vuelta. La receta de hoy, tortilla de diazepam con té de viagra
 - Gracias Carolain, por tus siempre maravillosas noticias.
- Soy Melissa.
- Hoy me importa todo un carajo, Melinda. Da paso a nuestro concurso.
- Hoy sorteamos una patada en los cojones con destino, la entrepierna de Marvin “me importa todo un carajo” Willia…
- Gracias Miranda… Seguridad, llévense a esa jodida esquizofrénica, por favor. Después de este momento Tarantino, volvamos a lo que importa. Tenemos hoy para ustedes un testimonio de excepción. La sustituta de Melibea les dará más detalles, adelante.
- Me llano Carolain.
- Ya, ya, ya. Eso dicen todas.
- Bien, comience con su testimonio.
- Dejo como herencia todos mis bienes a este programa.
- Ah, que venía a hacer testamento. Qué bien.
- Gracias Merilyn, por tus siempre maravillosas noticias. Cerramos nuestra emisión de hoy con una entrevista a un ex-indigente de Benidorm. Buenas noches.
- Gud morning. Primera pregunta, ¿a qué hora se come aquí?
- Joder, viva la anarquía. Un bocadillo de tortilla de diazepam para este gilipollas.
- Gracias. Ea, a tomar por culo la entrevista, esto se acabó pringao.
- No tenemos tiempo para más. Esperadnos la semana que viene y que os den mucho por el objetivo. Hasta nunca.

Sueños de menta.
Calle Real a la altura de un colegio carmelita. Estoy con mi hermana en una entrada excesivamente ornamental de una casa del lugar. Perdido entre mis palabras alzamos la vista para ver a un grupo de gente congregada en las inmediaciones de la calle perpendicularmente más próxima. Para nuestra sorpresa se trataba de un concierto. La calle estaba cortada con el tipo de cintas que se usan en las entradas de las salas de cine, pero éstas eran bastante más pomposas además de ser de color marrón claro (podrían ser beige, pero los tíos no sabemos de colores). Disfrutábamos de la música, mientras la banda vivía en una intermitencia en la que se situaban indistintamente detrás de unas vallas o en una especie de púlpito alargado sustentado por columnas dóricas. La situación cambiaba cada vez que volvíamos a mirar a los músicos. Realmente disfrutábamos, cuando de repente la gente se agolpaba a las vallas de espaldas al grupo. Me di cuenta de que iban a hacer una foto grupal y agarré a mi hermana corriendo para situarnos entre ellos. La música seguía sonando aunque los componentes de la banda posaban para la foto. En ese momento mi mirada se desvía de la mujer que programaba cámara para poder salir de la foto. Veo una especie de señal de patrocinio en la que figura la Universidad de Cádiz, concretamente las carreras de ADE y Medio Ambientales. Era extraño, pero pasó desapercibido. Parecía tan real como cualquier tarde de 1999. Fantástico.



P.S. Esto es homeopático. Ahora explícame cómo se receta esto. La catarsis es impredecible y es efecto placebo. Gracias.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Desesperación Ignorada.

Le Chocolat.
Eres como el chocolate puro, una amargura profunda. Ese sabor que te intriga probar y que en un principio gusta pero que con el tiempo lamentas por completo. Una amargura que te seca el alma, dejándote vacío por dentro. Encuentras el interior frío, agrietado e inhóspito. Una oscuridad total en la que no se produce ni un solo destello. Una mueca que pretende conseguir como defensa el miedo, cuando lo único que inspira es pena. Una amargura incorregiblemente autodestructiva. Sin ánimo para reconocer la realidad, sin ánima. Eres como el chocolate puro, un espesor eterno. Arenas movedizas que impiden el movimiento. La fuerza no hace más que provocar un efecto adverso. Una presión que aumenta y aplasta. El aire se vuelve más denso y es casi irrespirable, lo suficientemente viscoso como para ahogarse con él. Sentir ardiente cada inspiración, quemando por dentro. Notar una sensación a metal frío en las manos. Ese tacto pegajoso y pesado que machaca las yemas de los dedos. Áspero, todo lo que tocas es áspero. Amargo, todo lo que pruebas es amargo. Espeso, todo lo que vives es espeso. Eres como el chocolate puro, áspero, amargo y espeso.

Toma número 357.
Tener un momento de revelación elocuente en el que las palabras broten espontáneas de tu boca como si tuvieran vida propia, o más que eso, el deseo de poder tenerla. Ese instante en el que hablas sin pensar y aún así con acierto. Ya sea para explicar algún concepto abstracto que consigues traer a un plano concreto. Ya sea para hacer una crítica con la proporción adecuada de construcción y destrucción. Lo preciso para abrir un camino y despertar una mirada perdida. O bien podría ser para hacer reír, tarea que requiere del mayor de los de los ingenios con el que simplificarlo todo. La claridad, el ingenio, la elocuencia, se encuentra en la capacidad de hacerlo todo simple. ¿Qué querría decir con todo esto? Seguro que era algo simple, pero ya no lo recuerdo. ¿A qué viene todo esto? Seguro que era algo simple, pero ya no lo recuerdo. ¿Por qué no acabar con esto? Eso puede ser complicado, mejor dejarlo para el momento de revelación elocuente. A la interacción de las palabras no le importa nada de lo que dices.

Me gusta cuando callas...
Encuentra una mente aislada sinérgicamente con la que poder expresarte sin tapujos, sin miedo a tu ser más íntimo y profundo. Abriendo la morada donde se aloja el miedo. Obtener de vuelta una respuesta de complicidad. Ganar así una dualidad en porcentaje de carga que resuelva los problemas de sobrepresión de la maquinaria. Desliza las manos hacia las teclas y que los dedos pulsen para escribir con notas musicales las líneas que dejaran la existencia. Que todo confluya en el silencio, en la oscuridad, en la soledad, en la nada. En el eco de una voz hueca que despedaza los sueños con el pretexto de que no son reales. En una mañana de lluvia ácida y muda. Salgamos de dudas, acabemos con esto. A la interacción de las palabras sólo le importa lo que no dices.




P.S. A veces tengo una sensación en la que esto pierde el sentido. A veces pienso que realmente nunca lo tuvo. A veces creo que esto no estaba hecho para mí desde un principio. A veces me veo como a un ingenuo jugando a algo de lo que no tiene real conocimiento. Otras ni siquiera me veo. Siempre quedará esa terquedad insatisfecha.