domingo, 25 de abril de 2010

El viaje de las postales

Sueños: Primera Parte

Mirando el cielo negruzco, sin ninguna estrella, sin ninguna esperanza, pensaba que en un futuro vería el mundo que me esperaría. Sitios bellos, interesantes y tristes también. Pero la angustia me invadía cuando recordaba que estaba encerrado en una jaula de cristal que no me dejaba salir al exterior. Aún así, debía dormir. mañana tendría que hacer un pequeño viaje hasta casa de mis abuelos, una de las cosas que más me gustaba hacer los domingos.

Estaba en la entrada de una de las casas más humildes de la ciudad. Allí vivía mi abuelo. Estaba viudo desde hace 8 años. Él estaba como siempre, tan alegre y amigable, aunque sabía que su hijo no venía con el mismo sentimiento. Mi padre desde que se casó con ella, dejó de comportarse bien con el abuelo. No soportaba que el ambiente que había entre ellos, y no podía ignorar las miradas que mi madrastra mandaba al abuelo. A ella nunca le gustó, porque él decía que mi padre se merecía algo mejor que una mujer superficial, a la que solo le importa lo que piensan los demás.

Yo iba caminando lentamente por un pasillo largo y estrecho que cruzaba toda la casa, mientras que Gabriel, mi abuelo, intentaba empezar una conversación amistosa. Aparte de la cocina y del salón, había dos habitaciones, la de mis abuelos y la de invitados, donde yo dormía. Pero había una puerta al final del pasillo que nunca había cruzado.



jueves, 22 de abril de 2010

La búsqueda de la Verdad.

Acometida a la ciudad de Dextra: Segunda Parte

Las explosiones interrumpían el silencio que se apoderó de la ciudad. Una vez caída la muralla ese silencio se convirtió en caos, el grito unísono de los guerreros del enemigo rompía la entereza de aquel bastión. Dextra no era ciudad militar, aún así contaba con el apoyo de un pequeño ejército de la Nueva Orden. Sin ayuda externa, la ciudad de los monjes no resistiría un ataque contundente. Las defensas concentraron la batalla en la plaza central para evitar el contacto con los civiles. Corriendo en dirección al Santuario iba Gabe, desde el barrio residencial, a espaldas del conflicto. No podía ver lo que pasaba, sólo escuchaba el chasquido del metal y olía la sangre derramada. La ciudad comenzó a temblar cuando éste casi alcanzó su destino. De la puerta de la gran esfera salió un rayo de luz potentísimo que iba a impactar en medio de la lucha. Una barrera desvió el ataque, destruyendo el mercado y las escuelas. Gabe cayó de rodillas conmocionado por lo que acababa de ver.
-Magia.- exclamó.
Se creía extinta y olvidada. Pero sus ojos no le engañaron.
-Miles de niños han desaparecido fugazmente.- pensó.
Gabe, delante del Santuario, siguió avanzando para ver la plaza. El ruido intenso de la batalla había cesado y cuando bajó la vista vio aterrorizado el desenlace. Los rebeldes victoriosos esperaban en formación, de entre ellos surgió una oscura figura. Se acercaba hacía Gabe cuando de repente golpeó el suelo con el puño. Se formó una especie de círculo mágico en el suelo de la plaza del que salió un demonio. Gabe cayó de espaldas.
-¿Un guardián de la Verdad?- se preguntó el joven.
Gabe oyó pasos a su espalda y al mirar se encontró rodeado por los sumos sacerdotes del Templo. Una joven figura acompañado por un ángel y portando una bandera blanca irrumpía entre aquellos ancianos. Era el sabio Azarel.
- Vuestro ataque ha concluido, la ciudad de Dextra se rinde.- sentenció Azarel.
En medio de aquella solemnidad, la confusión de Gabe no hacía más que aumentar.
-¿Qué hago aquí en medio?- pensó nuestro joven protagonista.

miércoles, 21 de abril de 2010

Intentos

Caballero.
Brillante figura de gran armadura,
fuerte coraza que lo protege del que ataca.
Ningún enemigo es capaz de lograr su derrota,
sin pasos atrás la única opción es su victoria.
Los miedos son internos en el día de su caída,
el verdugo un sentimiento de profunda ira impía.
Rogando de rodillas por el perdón de una vida
de errores sin medida, de tortura que subyuga.
Una vez libre de tormento, llega el alivio de la muerte
donde todo se hace eterno y cesa el sufrimiento perenne.
Rompiéndose desde dentro, la coraza explota,
nunca hubo lamento, nunca una persona.
Sólo una soledad dolorosa, un fuego que calcina
y reduce a ceniza los restos de esa coraza poderosa.

La luz de mi sombra.
Si muriéndome por dentro
con la niebla que arrastra el viento
no te encuentro, no te siento,
debes saber que no es a propio intento.
Que no te miento y me arrepiento
si algún día apareces y no entiendo
que no merezco estar en tu pensamiento,
al ser causante del letal sufrimiento.
De innumerables momentos de lamento
de derramar la ilusión de tus sueños,
y no darte un final de cuento.
Aunque lo intente no es posible,
una sombra triste no es capaz,
de seguir a la más brillante de las luces.





PD: Sigamos adelante, porque al mirar atrás da ganas de llorar. Volver a empezar.
¿Por qué publicaré esto? Bueno, mejor sin pensar.

martes, 13 de abril de 2010

Lupas y regalices.

Ella.
La miraba y el resplandor de su rostro me cegó como al mirar directamente al sol, pero no le importaba porque podía imaginarlo perfectamente, conseguía delinear cada detalle con trazo fino y delicado. Escuchaba el sonido de sus pasos buscándole, sincronizado con el vaivén de sus caderas, y oía su risa. Ah, su risa, capaz de elevar mi moral al infinito del universo y devolverme a la realidad para poder seguir disfrutando de su compañía. La olía y su nariz se perdió en una espiral placentera de fragancias paradisíacas. Su perfume quedaba impregnado en su ropa dejando claro su encuentro. Le pidió que la besara y saboreo sus suaves labios del más dulce caramelo. Una descarga eléctrica que recarga la batería de su ya gastada vida. Finalmente extendió sus brazos para abrazarla con fuerza y se desvaneció, ¿sería una broma?, se giró para encontrarla, pero no estaba, desapareció. Sólo quedaban las acolchadas paredes de su diminuta habitación. Se arrodilló lastimoso, rogando poder verla de nuevo, para no dejarla escapar, para estar eternamente juntos.

La anti-sociedad.
La sociedad movida por la superficialidad y la envidia. Sociedad que calla rabiosa tus triunfos y los aplaude hipócritamente, sociedad que se ríe de tus fracasos y espera intensamente que vuelvas a tropezar. Sociedad que tiende a la uniformidad, que quiere que todos lleguemos a su concepción de perfección. Debemos acostumbrarnos a que la victoria es para los más guapos, pueden ser triunfadores con sólo proponérselo. Una sociedad alimentada por el espectáculo del deporte, de la televisión, de la moda, del cine y de la música, dónde nos manipulan y con una bonita apariencia nos someten y claman qué tenemos que ser y cómo, qué tenemos que tener, dónde tenemos que ir y qué tenemos que pensar para ser aceptados. Pero, ¿qué puta y jodida mierda es esto? ¿Hasta dónde van a llegar? Yo me niego, paso de ser lo que no soy para contentar a los demás, paso de tener que decir cosas que no comparto para caer bien a alguien, paso de tener que vestir de una determinada manera para que la gente confíe, paso de querer ser atractivo con el fin de atraer. Sociedad manejada por su estupidez y su miedo, una sociedad que cada vez vale menos, “insultable” , aborrecible y vomitiva. Discriminadora, insolidaria, prejuiciosa y cruel. Que mira para otro lado si lo que ve no le gusta. Esto es lo que vivimos, esto lo queremos y esto lo que tenemos. Maldita sociedad.

Controversia.
- Dime algo.
- Algo.
- ¿Qué?
- Nada.
- ¿Nada?
- Todo.
- ¿Todo?
- ¿Te parece poco?
- Me pareces raro.
- Mejor raro que malo.
- Peor que normal.
- ¿Qué es normal?
- Es complicado.
- Entonces no debe ser tan normal ser normal.
- Yo soy normal.
- De una normalidad, anormal.
- Sin insultar.
- Insultar es privilegio de quien puede.
- No te creas privilegiado.
- Creique y penseque, hermanos de tonteque.
- Te odio.
- Podría ser peor, podrías no quererme.
- No entiendes nada.
- Seguramente más que nada y menos que algo.
- Me aburres.
- ¿Y aún sigues aquí?
- No sé dónde ir.
- Haber empezado por ahí, vámonos.

"Ser ignorante es un problema con solución, ser ignorante y estar orgulloso de ello es la solución que escoge sociedad."





PD: Primo, te juro que es la última vez que lo hago, no me lo tengas en cuenta. Y lo que está escrito, menos.

lunes, 12 de abril de 2010

Una vez fui guionista de House...

Siameses.
- House, ha llegado un paciente bicéfalo.
- Eso no es una enfermedad.
- Pues una de las cabezas no está de acuerdo contigo.
- ¿Tú eres el judío, no?
- Tengo nombre.
- Me encantaría empezar una conversación en la que haya algo importante.
- ¿Leíste su historial?
- No, para eso este hospital paga a negros como tú.
- Bueno, el paciente llegó diciendo que la otra cabeza era un tumor.
- Me temo que este paciente no es de los que salen al principio del capítulo, ¡qué aburrido!
- ¿Capítulo?
- De la serie.
- ¿Serie?
- Manda cojones, sigue, anda.
- El caso es que la otra cabeza niega lo de la primera.
- Para ser un tumor tiene demasiadas ganas de vivir.
- ¿Cómo lo tratamos?
- Fácil, le extirpamos la primera cabeza por mentir. Seguramente sean siameses que han cobrado una herencia y uno de ellos lo quería todo para él.
- Encaja.
- Si me equivoco es que era un tumor, mala suerte.

Ventosidades.
- Los síntomas son fallo hepático y renal, además de aerofagia, diagnóstico diferencial.
- La aerofagia no es un síntoma.
- Ve a su habitación a olisquear un poco y dime entonces si es un síntoma o no.
- ¿El historial del paciente aporta algo?
- Pregúntaselo al que rechaza la aerofagia como síntoma.
- No sigas con eso, según el historial no hay ningún trasplante ni tratamiento recientes, parece ser que estaba mas sano que una manzana.
- Menos por lo de la aerofagia, a menos que sea un síntoma. No me odies, a mi tampoco me gustan las ventosidades.
- Te demostraré que no es un síntoma con unos bifidus.
- El “Aero-red” es más rápido. Pero te ahorraré tiempo, es un síntoma.
- Si es así, explica el porqué.
- Vale, el cuerpo es como una mujer un día de compras, le gusta todo pero no se queda con nada, de ahí el fallo hepático y renal, pero no se quedará ahí sino que empezarán a fallarle más órganos hasta que palme. Eso o descubrimos que le pasa.
- Entiendo, pero eso no contesta a lo de los gases.
- No te lo acabo de decir el cuerpo rechazará todo, incluido los gases, por eso se hincha y los expulsa.
- Y, ¿qué recomiendas?
- Pues, espero que esté ya en diálisis para poder salvarle los riñones, id buscando un trasplante de hígado porque con el que tiene no va a poder disfrutar de mas cubatas y para acabar os aconsejo que pongáis un ambientador de pino o algo por el estilo, pero esto ya es opcional.

Lantánidos y Actínidos.
- Nuevo paciente, síntomas, distorsión de la realidad, picor en la nariz y sarpullidos en la piel. Diagnóstico diferencial.
- Drogas.
- Claro, de no ser porque tengo los resultados del test y está limpio.
- Alegría.
- Seguro, alegría de que le pique todo el cuerpo irresistiblemente, mientras ve como un oso polar se sumerge en un río de lava para pescar cacahuetes gigantes, todo esto antes de que un ornitorrinco se le insinúe sexualmente.
- Quería decir alergia.
- Ya, yo personalmente suelo decir, lo que quiero decir, apúntalo para la próxima. Contestando a la segunda parte de lo que acabas de decir, como si no se me hubiese ocurrido lo de la alergia, ¡NO!
- ¿Por qué?
- Si digo que no es porque hay una razón inmensamente obvia como para descartarlo, así que a menos que se te ocurra una buena razón para considerarla, mejor que no volvamos sobre el mismo tema.
- Algo tomaría que le provocase esos síntomas.
- Bien si no estáis conformes, repetid todas las pruebas. Y además para descartar posibles causantes ponedle Praseodimio, Berkelio, Americio y Californio.
- Has dicho elementos de la tabla periódica al azar.
- Que perspicaz, eso es porque son más carismáticos que vosotros, a trabajar.

Go to the theatre.
-Buenas noches, hasta mañana.
- House, acabas de llegar y estamos empezando la jornada laboral.
- Mierda, mi plan para escaquearme ha sido un fracaso.
- ¿Qué caso tenemos hoy?
- Aquí llega mi contraataque con el plan B. He cambiado los historiales en recepción y ya que no puedo escaquearme, al menos me divertiré.
- ¿Cómo? Un paciente con el cráneo introducido por el recto.
- Yo hubiera dicho con la cabeza en el culo, pero así también vale.
- Esto es físicamente imposible.
- Voy a ir a comprobarlo, será un avance considerable para la medicina.
- Espera, de todas formas no tenemos nada que hacer, el diagnóstico ya está hecho.
- ¿Quién ha hablado de diagnosticar? Cojo mi bol de palomitas, mi refresco, Wilson me reserva un asiento y a disfrutar del espectáculo.
- Y nosotros mientras tanto, ¿qué hacemos?
- Tenéis dos opciones, correr para coger un asiento libre, o rezar para que Cuddy no os mande a pasar mis horas consultas cuando os encuentre.





PD: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

martes, 6 de abril de 2010

La búsqueda de la Verdad.

Acometida a la ciudad de Dextra: Primera Parte

La ciudad de Dextra, una de las cinco capitales del Imperio del Nuevo Orden. La llaman "la Catarata Nacarada", una fortaleza rodeada por una inmensa muralla blanca. Se divisaba perfectamente la gran esfera central que dominaba la metrópoli, el Santuario de la Orden de Dextra, regido por uno de los siete sabios principales. Aquel día se ponía a prueba su dureza, la suavidad de la primavera impactaba en la barrera de la que decían era inexpugnable. El ejército rebelde consiguió coger por sorpresa sus defensas en una táctica perfecta. Abrieron una brecha en el bastión y comenzó la guerra. Empezaba el ataque de los rebeldes.
Gabe era un monje novicio de Dextra. La ciudad destacaba por su población joven, ya que muchachos de todo el Imperio iban allí a instruirse en el arte de la enseñanza o para adquirir los conocimientos que les permitan realizar su labor futura. Gabe era un mozo de estatura media, fuerte y poco ágil. Llevaba el pelo rapado y vestía la túnica blanca propia de los monjes novatos. Instruido por la Nueva Orden, le inspiraron grandes convicciones que determinaban sus decisiones a la hora de actuar. Aquella mañana se despertó temprano para acudir a sus servicios espirituales, cuando ocurrió. Una gran explosión sorprendía a la ciudad, a la vez que los sumía en la incertidumbre. El estruendo se repitió y las dudas se volvieron pánico. Estaban siendo atacados.

PD: Un poco de fantasía no viene mal. Continúa la aventura.

lunes, 5 de abril de 2010

Hueste llameante.

Fibra necia.
Todos tenemos una pequeña fibra que al tocarla nos hace estremecernos. Un pequeño filamento que nos hace caer en nuestra miseria. Un hilo con el poder de rompernos en mil pedazos. Un filamento que desparrama nuestro miedo, desesperación y sufrimiento. Una hebra que guardamos con celo para poder ser fuertes y continuar en la pelea diaria. Un cable que nos da la descarga fatal, arbitraria, sin detonador. Un súbito impacto de realidad que consigue penetrar en nuestra fortaleza y deleitarse con nuestra debilidad. Y nos ponemos de rodillas, reconociendo que nos han vencido. Y vertemos una lágrima amarga por la derrota, sabiendo ya que todo está perdido. Fulminados en la tristeza, encadenados en nuestra soledad, enterrados en nuestra muerte, nadie vendrá a darnos consuelo, nadie querrá acordarse de nosotros, nadie podrá apenarse por nuestra marcha. Y entonces fue cuando alguien dijo, buenas noches.

El verdugo.
Un ejército recorre las calles en la quietud del ritmo de tambores y bombos. Escoltas de grandes construcciones de brillante orfebrería. Escoltas de cera, tapados por su capirote que los encierra en el anonimato. Costaleros de su hipocresía o su soberbia. Suenan trompetas para los triunfantes devotos. Devoción de la festividad por tradición, sin sentimiento ni razón. Adoradores de trozos de madera, de principios obsoletos y oxidados. Deambulando por calles atestadas de ignorancia e indiferencia. Seguidores de la senda del penitente, sin penitencia. Siguiendo una liturgia ancestral que con el tiempo se hace respetar menos. Creyentes de una redención inexistente, esperanzados en la mentira. Alimentan la fiesta con su fervor, con pasión, con ganas poderosas. Poder que podría emplearse para mejorar nuestra actualidad…

¿Para qué preguntar?
¿Qué es estar solo? ¿Cuándo perdimos el juicio? ¿Cómo es posible seguir aguantando? ¿Por qué ya nada importa? ¿Dónde se quedó nuestro coraje? ¿Quién quiere nuestro bienestar? ¿Cuánto cuesta la libertad? ¿Qué quiero decir? ¿Cuándo llegará el momento? ¿Cómo darse cuenta? ¿Dónde están las respuestas? ¿Quién tomó las riendas? ¿Cuántos más tienen que morir? ¿Por qué te quiero? ¿Y es que tiene que haber una razón para todo?





PD: Ni caso.