jueves, 1 de octubre de 2015

Animadoras Desvestidas.

El misterio.
La nocturnidad de la calle desde una ventana es hipnótica. Ese estático dinamismo me atrapa desde la protección del hogar. La sensación es extraña, de alguna forma te ves perdido allá afuera en la noche y tienes la necesidad de encontrarte. Pero me rindo a la evidencia de estar al otro lado mientras una parte de mí se queda ahí perdido. No hay lugar para el equívoco ya que la escena no es la primera vez que se produce. La noche me engulle silenciosamente y sin darme cuenta estoy en el exterior. Me siento ligero, como levitando. Una suave y húmeda brisa me refresca. Disfruto de ese momento de soledad solemne pero sin pensar en ello, de una manera intuitiva y despreocupada. Ya no estoy perdido, de repente vuelvo en mí y me veo mirando por la ventana mientas la noche me traga.

Lágrima paranormal.
Te dejé esperando en Otoño, pero no como algo transitorio sino más bien estático. Como si el tiempo no pasara, como si estuvieras en un envoltorio de una dimensión atemporal. Sin alteración posible y ni una mueca en el pensamiento. Perdiendo los ojos en la inmensidad de un cielo que te absorbe y te hace sentir insignificante. La brisa fresca acaricia en ese instante tus ardientes mejillas. ¿Y ahora qué? Quizás me dejaré arrastrar por las olas del mar. Con suavidad, tranquilamente. Y una vez mecido por ellas y estando sereno, chocar contra la arena. Es extraño que contigo fuera capaz de llevarme mejor conmigo mismo. Una aleatoriedad previsible al no ser un fenómeno espontáneo. Y ese deseo o voluntad pese a ser recomendable no deja de ser egoísta. El ocaso corona el paisaje y deja en el aire un fino aroma envuelto en el flujo del tiempo.

Programa de iniciación.
- Qué extraño…
- Saludos, señor. Soy nadie, encantado de conocerle.
- ¿Dónde estamos?
- Querrá decir dónde está, ya que yo no estoy. Aún así, tampoco puede decirse que esté en alguna parte.
- Necesito una explicación.
- Lamento comunicarle que usted padece del estado permanente al que denominan muerte…
- No, si ya me notaba yo algo raro.
- …y que se encuentra en su destino para el resto de la eternidad, la nada.
- Pues, menudo panorama.
- Usted dejará de ser aquí por todo el tiempo, perdiendo así conciencia de sí mismo.
- ¿Y por qué tanta parafernalia?
- Este es el nuevo programa de iniciación a la muerte para principiantes, lo que pretende es que se tenga una transición de la vida a la muerte lo menos traumática posible.
- Pero si ya estoy muerto…
- Teniendo en cuenta que su existencia llega a su fin, tiene unos minutos por si quiere despedirse de sí mismo. Aunque he de advertirle que cuando eso pase, usted dejará de saber que alguna vez hubo existido.
- Despedirme, ¿de qué?
- Ése es el espíritu. Bienvenido a su eterna inexistencia.


P.S. Así mejor, así sí. Entrada 153, hubiera estado bien haberle hecho alguna referencia a la 150 y no te creas que no lo tenía planeado, pero oye, que eso.