viernes, 1 de marzo de 2013

Cabina Tumultuosa.

El lago de los cisnes. (El Periodista - Primera Parte)
El despertador que coronaba la cómoda situada junto a la cama empezó la ceremonia que cada mañana interrumpe mi letargo. Me levanté con dificultad notando los huesos plomizos. Tenía la cabeza algo anestesiada mientras me dirigía a la cocina para desayunar. Como de costumbre mi primera acción al entrar fue encender la radio. Coloqué sobre la encimera de granito el correspondiente plato sobre el que dejar descansar mi taza, del estante que se alza de inmediato a la superficie mineral. Cogí mi bolsa con granos de café de la despensa y estuve moliendo una cantidad prudencial al mismo tiempo que el aroma que desprendían me devolvía a la realidad. La radio sonaba de fondo pero mi atención se centraba en el borboteo de la cafetera al fuego hipnótico de la candela. La atmósfera que envolvía a aquella mañana era taciturna. Le daba vueltas al café una y otra vez con la cucharilla de aluminio y la mirada perdida. Empezaba a escuchar la noticia, la noticia que confirmaba el estatus de aquella mañana. El asesinato era real según las palabras del locutor. El mismo crimen redactado el día anterior para la sección de sucesos. El bombazo mediático del periódico para el que trabajo cuya repercusión sitúa a la publicación en récords de venta. Una historia anónima de la que se desconoce por completo su procedencia, un material digno de un periodista de segunda. Ningún nombre había trascendido tras lo ocurrido, el mérito de la incompetencia policial pareció ser atribuida a la dirección. Pero esto era distinto, el caso finalmente sucedió. Un sudor frío me recorría la espada a la vez que sentía una pequeña descarga metálica en el espinazo que dejaba mi cuerpo rígido. La mano que giraba la cucharilla en el café quedó paralizada y los ojos que miraban el infinito ahora estaban petrificados. Durante el estupor estático que me controlaba el teléfono comenzó a sonar. Alcancé el teléfono sin pestañear y sin más descolgué.
- Buenos días – acerté a decir meramente.
- Buenos días. Le habla el inspector M. responsable del caso de asesinato de una joven sin identificar… - explicaba mi interlocutor.
- Ha pasado – balbuceé confundido.
- Me temo que sí. Es usted el periodista, ¿cierto? – preguntó sin rodeos.
- Me temo que sí – sentencié con sinceridad utilizando sus propias palabras, ya que apenas podía articular algo coherente.
- Si no tiene inconveniente me gustaría visitarle para hacerle algunas preguntas – propuso con rudeza.
- Le estaré esperando en mi domicilio, inspector – contesté. - Gracias, estaré allí en pocos minutos. Hasta entonces – concluyó.
- Estoy a su disposición. Un saludo – colgué.
Aquella conversación acabó dejándome un nudo en el estómago. No tenía sentido seguir con el desayuno. Decidí ir a darme una ducha antes de que llegase el inspector para aclarar el pensamiento. Aparentemente el suceso se asemejaba al trasvase de un río que irrumpiendo con fuerza volvía por su cauce original. El cauce que brotó de la tinta de mi artículo. La tensión me hacía notar cada latido, el ambiente era inquietante y para colmo ahora sonaba el timbre.

Mitología para expertos.
Estamos en la era del Parlamento Troll. La democracia son siglas de partidos políticos, si te posicionas en contra de cualquiera de esas siglas, irremediablemente, estás en contra de la democracia. En el Congreso Troll hay aplausos de cinco minutos para mostrar aprobación sobre el argumentario del semejante y exabruptos, exclamaciones, risas o carcajadas para expresar contrariedad ante el extraño. Esa contrariedad no se sustituye por un aplauso irónico de diez minutos, tampoco la aprobación provoca risa, no obstante, sí la sonrisa velada de pensamiento macabro. En la Sesión de Control Troll, todos están atentos, tomando más importancia el acto de presencia que el contenido brillante en ausencia. Más valdría la ausencia en el acto de presencia y la contraria para el contenido, pero de ser así, la sala se vería mayoritariamente vacía. Un hombre, un voto y este último legitima cualquier acto, por encima de ese ser, ser humano. Los trolls pueden trasgredir con impunidad la totalidad del código penal, mientras que el ser humano necesita de su ingenio para progresar. Un troll puede recibir la hipoteca de un palacete y pagarla con negocios ilícitos sin ánimo de lucro, a un ser humano le desahucian porque no tiene trabajo legal con el que pagar su hogar. Un troll esquía, viaja y vuelve para hacer peinetas con una cuenta rebosante en un paraíso fiscal, mientras se revisa con lupa cada declaración tributaria de un ser humano. Podría ser menos sangrante, podría esconderse con habilidad, pero los trolls son incompetentes en el arte de la mentira. Los trolls se traban entre simulaciones en diferido, despidos improcedentes o pseudónimos. Los trolls a veces no se ponen de acuerdo, ni tienen límite para su sed de venganza y casi siempre dejan de contrastar datos porque es más importante decir lo que piensan. Los trolls son repugnantes hasta la arcada, es por eso que yo desde aquí te animo, querido ser humano. Píntate de verde y hazte troll.

Tertulia Improcedente.
Sr. Despreciable: Creadores de polémica, así me llaman.
Teletoxicómano: Será, nos llaman, ¿no?
Sr. Despreciable: Exacto, a mí y a mi personalidad múltiple.
Criterio Impropio: Joder, me llamo como el posible título de una entrada. ¡Qué denigrante!
Teletoxicómano: Yo también quiero ser famoso, coño.
Sr. Despreciable: Hablando de entradas, es la hora de la crítica.
Criterio Impropio: ¿Qué crítica?
Sr. Despreciable: Tema de hoy arcadas que succionan.
Teletoxicómano: Ejem, que nos estamos repitiendo. La palabra arcada ya salió en esta entrada.
Criterio Impropio: Me temo que se refiere a arcadas como estructura, no a eso de la comida revoltosa.
Teletoxicómano: Alusiones diáfanas, por favor.
Sr. Despreciable: Django Unchained.
Teletoxicómano: Pero, eso no son arcadas. Son quicios, puertas, entradas.
Criterio Impropio: No, entradas son otra cosa que se dividen en tres partes, generalmente. Que tienen una frase en negro en cada una de esas partes, muy lamentables. Que acaban con dibujos muy bonitos, muy bonitos y una post data de mierda. Por no hablar del título, hostia, y yo con nombre de título.
Sr. Despreciable: ¿Quiere ver puertas que succionan, balas con exceso de kilopondios, galones de hemoglobina sintética, trailers ambiguos que superan un largometraje, tertulias sobre capuchas mal agujereadas, clases de doma equina, excesos en la compra de carrete de película? Si todo esto no le convence, me quedan dos palabras. Unchained Django, una película de puta pena.
Criterio Impropio: Pues a mí me ha gustado.
Sr. Despreciable: Tú cállate que tienes nombre de entrada.
Teletoxicómano: Un tráiler es como un anuncio, ¿no?
Sr. Despreciable: Un tráiler es un puto camión. Un anuncio es ir a Media Markt con un frigorífico lleno de plomo.
Criterio Impropio: Eso es una promoción.
Sr. Despreciable: Pero, que te calles, hostia. Qué pesado, joder…
Teletoxicómano: Perdón, pero, ¿esto cuándo acaba?
Criterio Impropio: Hay que buscar un final apropiado.
Sr. Despreciable: A ver, ¿esto lo lee alguien?
Criterio Impropio: Lo dudo.
Sr. Despreciable: Pues a tomar por culo.




PS. Sí, es una mierda de esas que no puede pasar desapercibida. ¿Quiere leer el intento de lo que pretende ser una historia de intriga, mitología cómica carente de humor, títulos de entrada en textos, en personajes de diálogo, trolls desubicados, chistes sin gracia? No lo dude, dese el gustazo de cerrar la pestaña y mandarme a...

2 comentarios:

  1. Pues la historia de intriga me gusta mucho, porque describes de una manera que sin darme cuenta me he visto pegada con atención leyendo cada una de tus palabras e imaginando a aquel periodista en su despestar.

    Respecto a los troll, buff que razón tienes y que triste es la realidad, pero es así y bueno, al parecer por mucho que nos manifestemos, la cosa cambia poquito.

    Y el tercero me he reído ¡qué cosas más raras escribes! que si título de entrada,jaja, porque me ha parecido como algo un poco absurdo, escrito a propósito para hacer reir de lo sin sentido jaja creo yo...ahora me aclararás supongo.

    Besitos Jose, qué bien has escrito el relato de intriga. Estaba pensando son como uno de tantos libros que he leído de intriga y misterio.

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    1. Me está enganchando a mí y todo que quiero seguir escribiendo para ver que es lo que pasa, así que imagínate. No me cae simpático el periodista, yo es que siempre voy en el equipo de los detectives.

      Sinceramente, creía que iba a ser más difícil el nivel experto. Lo tengo superao.

      Pero, ¿dónde está lo raro? Cuando lo estaba escribiendo pensaba, me gustaría que fuese de humor absurdo pero es demasiado literal y no lo estoy consiguiendo. Así que, no sé de qué me hablas, jajajaja.

      Jo, chica. Es que a ti todo te parece maravilloso. No sé si seguir esperando al día en el que me digas, esto que has escrito es puta mierda. Que no es una frase propia de una señorita, pero tampoco me iba a dar por aludido.

      Según la progresión, voy a texto por mes. Eso quiere decir que este mes ya ha completado el cupo. ¡¡¡Qué bien!!!

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