martes, 22 de septiembre de 2015

Histeria Subversiva.

Oda Hipster.
La mayor locura
es afeitarse
a las tres y media
de la mañana.
Ver tu barba
y percatarte
que es soberbia
su espesura.
Mesarla
con las manos
en un instante
de duda.
Que sea ella
quien se aparte,
mostrando la piel
de tu cara,
en un lapso
de cordura
mientras caes
en la cama.
Y la barba,
despreciada,
ya no amortigua
el impacto
de tu cara
contra la almohada.

Mongol.
Hoy es ese día en el que tengo un conflicto conmigo mismo. En el que pienso que tenemos fecha de caducidad. En el que me gustaría no saber que soy ni he sido. Hoy pienso en lo que bajo mi percepción han sido mis equivocaciones y juego a imaginar lo que hubiera sido de haber actuado de manera diferente. Hasta que me doy cuenta del daño que eso me hace o de lo inútil que resulta su ejercicio. Aún así diría que estoy aprendiendo a vivir conmigo mismo. Me hace gracia, de una forma irónica, cuando se describe positivamente la manera en la que me expreso, ya sea hablando o escribiendo, porque son muchas las ocasiones en las que intento trasladar una idea que para mí es tan nítida y el resultado es abismalmente contradictorio que me encuentro en la disyuntiva de no saber si soy el que se expresa con maestría o el que falla en el intento. Hoy es un día de dudas y reafirmaciones. Cuestionar mi miedo a la gente cuando lo más probable es que me tenga miedo a mí mismo o a ése que lo hace todo tan bien. Al final me acabo convenciendo de que no soy esa persona. No me creo esas virtudes ni en términos relativos. Y pienso que la escritura es una balanza que me dará un equilibrio que destierre algunos de esos pensamientos. En cierta manera lo consigue aunque las recaídas se producen con mucha facilidad. Será esto otra prueba…

... de besugos.
- ¿Alguna vez has entrado en una habitación y te has dado cuenta de que el reloj de mesa pasó de estar en una esquina ladeado a estar más centrado y en una posición frontal?
- ¿Cómo?
- O un lápiz colocado paralelamente al lateral de la mesa que se encuentra inclinado.
- No.
- La sensación de que la habitación no está como antes.
- Pueden haberla limpiado.
- Sí, pero al final todo estaría en su lugar como al principio.
- Es posible que ya no lo recuerdes.
- Todo orden tiene un sentido, ¿de qué sirve si se olvida?
- No sé, a lo mejor no es importante.
- Orden delineado simétricamente armónico.
- Ya me doy cuenta…
- ¿Alguna vez has repetido asiento?
- Seguramente.
- Hasta sentirlo como una referencia y tener una sensación de pertenencia mutua.
- No, así no.
- Habíamos pasado ya por esto.
- Ah, sí.
- ¿Te sientes incómoda si traspasan tu espacio personal?
- Depende de lo loco que esté el que lo haga.
- ¿Eres escrupulosa con objetos que han usado terceros como cubiertos o vasos, tienes alguno favorito? ¿O te parece que tus manos estén siempre sucias?
- ¿A qué vienen tantas preguntas estúpidas?
- ¿Nunca has tenido la sensación de hacer o decir algo inoportuno pero que era sincero con lo que sentías en ese momento?
- Eso es completamente egoísta.
- Al menos no es tan malo como caminar sin pisar las juntas de las baldosas o algunas de ellas porque no te gusten. O tener que volver a mirar cosas que ya has hecho por no estar seguro de si lo hiciste.
- No, definitivamente lo anterior es mucho peor.
- ¿Sabes qué es lo malo de que algo no salga como planeabas? Ya sea porque surge algo inesperado o porque falla el plan?
- La decepción.
- No, que estabas hecho a la idea. Eras partícipe de ella, te habías acostumbrado y que cambie drásticamente no es algo a lo que puedas hacerte a la idea nuevamente sin margen de tiempo.
- No sé de qué me hablas.
- Te pondré un ejemplo. Tú me pides que me vuele la tapa de los sesos ahora mismo. Bien, pues lo molesto sería que no me dejas tiempo para hacerme a la idea. Si me dijeras que me volase la cabeza dentro de una semana, podría acostumbrarme a esa idea.
- Verdaderamente estás mal de la cabeza.
- Me obsesiona la idea de mirarte en la distancia sin que te des cuenta hasta que por fin lo haces y nuestras miradas se cruzan mientras me sonríes. Me asolan mil preguntas que no soy capaz de hacerte y me quedo callado, mirándote para no estropear ese momento.
- ¿Por qué?
- Porque nunca serás capaz de mirarte con ojos ajenos y encontrar esos pequeños matices maravillosos que idealizar y que tan solo esa forma de mirar puede conseguir. Y disfrutar con ello.
- Pues no es recíproco.
- Ni espero que así fuera.
- ¿Con eso te conformas?
- No, pero tampoco tengo alternativa.
- Tampoco lo es desistir.
- Eso es algo que aunque quisiera, no podría.




P.S. Este dibujo también define la entrada. Mira que hace tiempo que no publico y es lógico, porque para poner basura tan nauseabunda hace falta valor. Y más que por lo que está escrito es por cómo lo está, horrible. Salvo el poemita porque me hace gracieta. También es síntoma de lo pésimo de la entrada que me explaye tanto.

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