jueves, 8 de mayo de 2014

Tónico Venenoso.

La bestia.
En las profundidades, donde la luz no se conoce yace un monstruo durmiente. Inmenso a la par que poderoso duerme plácidamente. Vive en un sueño ligero a la espera de un despertar inminente. Un rugido se mezcla con el estruendo de mil cadenas al romperse. Se libera el caos, todo ira y todo rabia. Una espiral de destrucción que arrasa con lo que toca. Estalla la tierra a su paso, el mar la golpea y el aire se convierte en tornado. Sólo se oyen palabras inconexas, ideas imprecisas y caóticas. Éstas quedan silenciadas por gritos de dolor desgarradores. Los gritos del monstruo que se desangra en heridas lacerantes. Sangre de heridas de otra época que sólo sanan en la purga. Los ojos lloran en rojo para volver a cerrarse y dejar que la bestia descanse. Quién sabe qué consecuencias traerá el desastre.

En blanco.
Llegó un mensaje de un escritor que me ofrecía hospedaje mientras le intentaba ayudar a resolver un problema. Estando allí me llevó inmediatamente a su escritorio para que pudiera comprobar personalmente el suceso. Dejaba caer la pluma con suavidad sobre el tintero y de una manera ágil la deslizaba sobre el papel. La sorpresa aconteció cuando al acabar la demostración el escritor me enseñaba el papel blanco y sin atisbo de mácula. La situación era insostenible para el escritor que se estaba viendo obligado a empeñar su patrimonio hasta que le restaba sólo el escritorio. Ahí radicaba el problema, en las ataduras de su escritorio. En futuros viajes le auguraba recobrar sus palabras, sus líneas y sus historias marcadas en negro sobre el papel, sin miedo a que el escritorio pueda volver a borrarlas.

Musa del verso.
Me asombra la métrica
del deseo que encierra
tu mirada.
Una reacción exotérmica
que me convierte en la sinalefa
de tus labios.
El despropósito hierático
al estar atrapado
entre tus puntos singulares.
Y redactar una enmienda
con la que trazar una envolvente
sobre tus concavidades.
Sufrir multitud de espasmos
inducidos tras el contacto epidérmico
hasta llegar al borde del colapso.
Y cumplir penitencia divina
al tejer en el firmamento
mil estrellas sin vida,
una por cada día
que tu voz se hace silencio.
Tomo como recurso
remedios homeopáticos
y entre pócimas y ungüentos
me invento una historia
en la que eres el verso
que nunca encuentro.
Nunca te encuentro,
siempre me faltas
y dejas vacía
cada una de mis poesías.




P.S. Y lo que me queda...

4 comentarios:

  1. Respecto al primer texto, dirás que soy pesada con la Historia, pero me recuerda a cuando estudiaba mitología, pues no sé por ejemplo, creo recordar que era un dragón que custodiaba el Vellocino de Oro que le encargaron a Jasón, o el Minotauro de Teseo, o en los trabajos de Heracles. Todas bestias, dragones que aquellos dioses y héroes se tuvieron que enfrentar ja,ja me acuerdo bien, ¿será gracias a un amigo que me pasó un libro muy interesante que lo explicaba todo con detenimiento? :) gracias, bonito texto.

    Muchas gracias por todo lo que me has ayudado, besitos siempre.

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    1. Quién te pasó qué libro?

      Realmente, es todo más introspectivo.

      Aunque mitológicamente quedaría más épìco.

      Besos ;)

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  2. El segundo texto es muy bonito, me recuerda al bureau de mi padre, recuerdo que a mí me encantaba y me sentaba y como en la historia pensaba...¡qué bonito, cuántas cosas tiene!, pero no se me ocurría nada.
    Ahora me siento frente el ordenador y siempre que me pongo aún sin nada establecido tengo algo que contar aunque no sea importante.
    Aquel bureau me trae nostalgia, tenía sellos y tinta para mojar, libretas pequeñas donde mi padre pegaba tarjetas de visita, mucho material de oficina, y se cerraba con madera que se deslizaba hacia abajo.

    El problema reside que puede ser precioso, pero tenemos que tener una inspiración, porque cuando no la tenemos es verdad que nos atrapa en ese bonito lugar impresionados, borrando todo lo que nos gustaría contar, y que no nos llega.

    Besitos :)

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    1. Es costumbrista, sí.

      A ver si cambiando la temática, tenemos más suerte...

      Ya veremos que nos deparará el próximo cuentecillo.

      Besos ;)

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