lunes, 11 de noviembre de 2013

Vidrio Austenítico.

El autocrítico.
El tiempo en el que una frase hilaba otra frase se consumió. La retórica se quedó perdida en el destierro. Los eslabones de la coherencia se separan uno a uno, resquebrajados por el óxido. En esa concatenación se encontraba el sentido de verter una pizca de tinta en el papel. Esa unión representaba la fuerza del pensamiento que se diluye con cada palabra. Llego al punto en el que todo resulta extraño. Cada trazo, cada surco, cada idea, cada impacto. Todo se vuelve confuso y espeso. Aparecen lagunas donde el terreno era ágil. Todo acaba en un quiero y no puedo. Ya no me abro las tripas para sacar lo que había dentro. Ya no vomito las vísceras para reflejar el interior. Quizás porque no quede nada, quizás porque lo que quede en mi interior no valga la pena. Lo único que queda es la trivialidad como respuesta. Que hace que no me esconda o que haya olvidado cómo hacerlo. Que me encadena al sentido literal, dejando mi refugio desprovisto. Lo detesto. Detesto no sellar hasta la última letra con el alma, detesto encontrarme alejado de mis palabras, de no sentir estas líneas. La forja de un compromiso personal me arrastra a seguir intentándolo, a propiciar el reencuentro. Y poder decir sin fundamento alguno que no me gusta lo que escribo.

Cirugía de salón.
Me dan ganas de extirparme el corazón aún latente y comprobar que sigo vivo y que no es algo aparente. Después de un viaje sin propósito de retorno, llego a un punto en este instante en el que si vuelvo soy tonto o un cobarde. Es difícil mirar hacia delante por miedo a lo incierto, ignorarlo es un ultraje y una pérdida de tiempo, lo mejor es afrontarlo y acabar con el sufrimiento. A pesar de que no llegue a tu puerta ese momento, no lo aguardes. Se impaciente y se distante. No regales ni un reojo, ni te hagas un reproche, muestra las manos vacías de un rebelde. Que sin buscar más causa justa que la pérdida del juicio, encuentra en el reflejo cristalino la prueba del propio vicio. La ilusión por una revolución que se erige en los cimientos de la sinrazón que conlleva unos excesos que precisan la exclamación de un continuo perdón. No quiero mirarme en la mentira y la traición de una confianza rotunda, reniego del exilio de mi conciencia. No desespero porque encuentro en el pasado una victoria con la que continuar presentando batalla hasta alzarme con la gloria. Tomarme un respiro, estar sereno. Y poder gritar sincero que mi corazón se queda en las entrañas de quien lo quiera.

Profeta sin tierra.
El pánico consistía en saber que estaba ahí cuando hiciera falta y por esa razón no contar con su presencia. La irracionalidad de la incondicionalidad asusta y hace aparente la situación de abuso. En caso de que la culpabilidad no se encuentre en el yugo, excusado como pretexto, puede que los fines sean crueles o, quizás, que sean inciertos y debidos a la falta de constancia de la consecución del hecho. Es irónico que el silencio de no decir nada, sea más revelador que las palabras. Y entonar las líneas de la canción que dice: “Si te he hecho daño, perdóname. Si al hablar no te entiendo, perdóname. Si quiero estar sólo, perdóname. Pura sangre sí, pero de ley”. Lo maravillosamente decadente que es saber que ante la indiferencia no hay posibilidad de sufrir daño. Que la ausencia de palabras no preserva del malentendido. Que querer estar solos es la patraña que inventamos para ser dueños absolutos del daño que recibimos, para encontrar un culpable sencillo y acusable. Ser pura sangre consiste en encontrar el equilibrio entre nobleza y bravura para que no te entre el pánico ante la incondicional irracionalidad de una decadente indiferencia sin ausencia de malentendidos sobre la que inventamos nuestra culpa.


P.S. Más de lo mismo... Madre mía, ¡pero qué horas son! Que mañana (hoy) hay que currar.

8 comentarios:

  1. A veces nos pasa a los que solemos escribir, que dependiendo de la ilusión del momento o tal vez al revés que tengamos algo clavado dentro y tengamos que expresarlo en la escritura, como un deshago pues nos salen las frases solas, y todo parece ir bien conectado y bien, sabemos lo que expresamos, pero en otros momentos de nuestra vida, el estado de ánimo no nos deja ser elocuentes, o no podemos expresar por la escritura lo que sentimos y nos frustramos mucho.

    Has hecho una buena descripción de esos malos momentos que se nos va la inspiración.

    Muchos besitos Jose.

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    1. Puede ser el texto más contradictorio que he escrito.

      Besos ;)

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  2. Puede que tengamos miedo a seguir adelante por no enfrentarnos con la realidad. Somos cobardes porque sabemos que hemos hecho daño o porque no nos gusta como nos hemos comportado y nos refugiamos en nosotros mismos para no ver.

    (Perdona con respecto al comentario anterior puse deshago, y quería decir deshaogo).

    Besis :)



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    1. Contestando con más profundidad a tu primer comentario. Es posible que no sean tan desastrosos los últimos textos publicados, pero de alguna manera quiero reflejar la sensación que tengo al escribir últimamente. Todo me parece vago, etéreo, sin firmeza. En el pasado podía ser igual, pero era perseguido. Puede ser que no sepa hacerlo de otra forma.

      Es posible que no sea así. Lo vuelves a leer después de un par de días y te parece magnífico. No sé, pero en general lo noto flojo.

      Creo que ni deshago ni deshaogo, lo que querías decir era desahogo. Pero te había entendido igualmente. De hecho, no me había dado cuenta.

      Ser consciente de la realidad es un paso importante, enfrentarte a esa realidad es un paso decisivo. Y como diría Radio Futura "Hace falta valor, ha-ce falta valor. Ven a la..." Pero es lógico, romper un paradigma no es cosa fácil.

      ¿Besis?, qué cursilada es esa, por favor :P

      Besos ;)

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  3. ¡¡¡Ains, dios mío!!!, lo primero disculparme por llenarte tu blog por palabras incoherentes y sin significado jaja, ya decía yo que sonaba mal, me vino un lapsus con deshacer, sorry.
    Pues yo te diría que últimamente tus textos son muy sinceros y llenos de emotividad, antes parecía todo más abstracto e incluso distante en ocasiones, ahora me gusta tu acercamiento.

    Me encanta Radio Futura, " 37 grados y un montón de huesos con algo de pellejo alrededor" jaajaa

    Pues besis no fue lapsus, me pareció gracioso jaajaa :( ¡no doy una !, pues será que tengo un alma de poeta y una escritura obsoleta jaja pues...besos :) y olé!

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  4. Buff, pues yo no tengo lapsus, tengo palabras con las que me equivoco sistemáticamente. Así que no te preocupes.

    Probablemente lo que sucede es que no me encuentro cómodo escribiendo de esa manera. Y la realidad es que probablemente no debería...

    Nah, lo de besis era por meterme contigo :P

    Besos ;)

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  5. Este texto tiene unas frases realmente importantes y muy reveladoras.
    La primera de ella que me ha gustado:
    1.-Es irónico que el silencio de no decir nada, sea más revelador que las palabras.
    A veces el no decir nada, dice más que lo que hables, o por lo menos a mi entender lo deja más claro.
    La segunda:
    2.-Lo maravillosamente decadente que es saber que ante la indiferencia no hay posibilidad de sufrir daño.

    Es terrible que si para una persona somos indiferentes, sabemos que no sufrirá por nada que nos ocurra, ni por nosotros, porque no siente, y eso es lo más doloroso.

    La tercera:
    3.-Que la ausencia de palabras no preserva del malentendido.
    El callar no significa que hables claro, puedes insinuar algo que no es así.

    Me ha encantado tu texto.

    Un beso :)

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    1. Tendría que ver a través de tus ojos un ratito para ver dónde está lo fascinante :P

      Gracias, me alegro de que te guste.

      Besos ;)

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