lunes, 4 de abril de 2011

Turistas Trágicos.

¿Sin salida?
De repente despertó. No reconocía el lugar, pero al mirar observó que se encontraba en una sala con forma de prisma hexagonal. Suelo y pared eran dos hexágonos perfectos. Seis paredes cuadradas cada una con una puerta diferente. No recordaba cómo había llegado allí, ni siquiera qué estaba haciendo antes de aquel momento. Pero sabía perfectamente quien era, aunque no le importaba. Tenía la necesidad de salir de aquel lugar para encontrar respuestas, pero antes debía estudiar la situación con detenimiento. Ocho puertas, una por cada pared, suelo y techo. Ocho puertas y ocho símbolos en cada una de ellas. En el techo la puerta era circular y justo en el centro tenía pintada una nube con tres zetas en el medio. En el suelo había una trampilla de madera, tenía labrada una bota. Abrió la trampilla y encontró tierra. Cuestionaba la utilidad de aquella trampilla, pero continuó observando. Fue hacia una de las paredes, la pared era de caña. Justo encima de la puerta, pintado en la pared, había un paraguas sobre el que llovían ojos. Abrió la puerta y se encontró un espejo. Se estaba empezando a cansar de que las puertas no condujeran a ninguna parte. Avanzó a la siguiente puerta, tenía el aspecto de un tronco de árbol y en la parte superior de la puerta, tenía colgado un tablón con un letrero en el que estaba dibujada una flor con una espiral en el medio. Abrió la puerta, al otro lado se encontraba el jardín más bonito que jamás verían sus ojos. Colorido, frescor y aromas dulces. Un puente colgante conducía a él, tenía muy mal aspecto. Los tablones de madera que lo formaban parecían podridos y con poca consistencia. Cerró la puerta para olvidar que no podría disfrutar de lo que acababa de ver. Siguió desesperadamente hasta la siguiente puerta. La puerta era de cristal macizo y bastante gruesa, porque no podía ver nada a través de ella, estaba turbia y oscura. En una esquina de la puerta, tallada, había una lágrima con un copo de nieve en el centro. Al abrir la puerta un viento frío entró en la habitación. Al otro lado se levantaba un ventisca fortísima, todo estaba borroso, excepto la entrada de una cueva que se dejaba ver con nitidez. Le entró miedo y cerró la puerta como pudo. Llegaba así hasta la siguiente puerta. Esta vez era una puerta acolchada de rojo, con un corazón que llevaba inmerso un monigote. Giró el pomo esférico, estaba frío, la puerta chirrió levemente mientras tiraba de ella. Una habitación vacía, varias grietas por las paredes alguna que otra mancha. La habitación en la que estaba le parecía más acogedora que aquella otra, así que sin dudar cerró con esfuerzo la gruesa puerta metálica y acolchada. La siguiente salida no tenía puerta, era una simple cavidad en forma de arco arrancada de la pared. Arriba había un letrero luminoso, polvoriento y tintineante en el que ponía “EXIT”. Suspiró con alivio, después de tanto juego se merecía esa recompensa. Sin pensarlo corrió hacia la salida, cruzó aquel arco y comprobó con incredulidad que seguía en la misma sala. Volvió a cruzar, pensaba que se trataría de una broma. Entró de nuevo por el arco. Estaba en el mismo sitio. No lo entendía. Cayó de rodillas al suelo de la impotencia. Se tiró boca abajo y se echó a llorar. Su desconsuelo acabaría pronto. Recordó que aún quedaba una puerta, aún quedaba esperanza. Se abalanzó hacia ella. La puerta era de piedra, no había símbolo. Golpeó con rabia la puerta mientras gritaba con una mezcla de furia y pena. Dio media vuelta y posó espalda contra la puerta mientras se deslizaba hasta sentarse en el suelo. De repente la puerta del techo se abrió. Despertó, se encontraba en una sala con forma de prisma hexagonal…

Lágrimas de acero.
¿Quién era? No era su cuerpo, que le permitía desplazarse, gesticular, bailar. No era aquella infinidad de conexiones nerviosas que con cada destello eléctrico permitía la ejecución de sus acciones. No era su visión, su oído, su tacto, su olfato, ni su gusto. No era sus pensamientos, ni los más efímeros, ni los más profundos. No era su manera de actuar, su forma de pensar, sus cualidades o sus defectos. No era su inteligencia, o la ausencia de ella. No era su belleza o ausencia de ella. No era siquiera sus sentimientos, esa convulsión que le destrozaba por dentro, que generaba fuerzas tan inmensas y poderosas que ni la infinidad del universo podría soportar. No era nada. No era nadie. Era cuando alguien reconocía aquel cuerpo extraño. Era cuando llamaban la atención la armonía de aquellas conexiones nerviosas. Era cuando le veían, le oían, le tocaban, le olían y le gustaban. Era cuando sus pensamientos eran de algún interés. Era cuando apreciaban su manera de actuar, de pensar, sus cualidades y sus defectos. Era cuando no preocupaba su inteligencia o ausencia de ella, su belleza o ausencia de ella. Era cuando esos sentimientos eran capaces de concentrarse en otro alguien, que sí podría soportar todo aquello que ningún universo jamás podría. Era nadie solo. ¿Era todo solo? Quienes le rodeaban le daban sentido, sin ellos, carecía de él, de él mismo. Quienes le rodeaban le hacían mejorar o empeorar con vertiginosa velocidad. Solo, no, nadie, nada. Rodeado pero solo, misma situación. Su definición se encuentra fuera de sí mismo. Intenta buscarla, pero sólo obtiene respuestas momentáneas. Respuestas que le reconfortan por un tiempo para volver a la incertidumbre de su ser. Tiene miedo de no saber quién es. Tiene miedo de no ser. Y tiene miedo de reconocerse. Ése es su mayor temor, que llega en el peor momento. Llega en los errores, en el dolor, en el sufrimiento. Para no tener que reconocerse cerró la puerta y rompió el espejo. Se sentó en una esquina, abrazó sus rodillas y pegó la frente contra ellas.




PD: Nanoniano...

12 comentarios:

  1. Me ha impactado porque a veces me pasa a mí, muchas veces me pregunto,pero ¿quién soy realmente?. ¿quién soy yo respecto a los demás?, porque a veces veo en algunas personas una gran seguridad de ser ellos mismos, que pienso que nunca se plantearían estos pensamientos, hay personas que siempre son iguales, y predecibles. En cambio otras, no se reconocen o dudan o cambian y eso lo llaman a veces ser cambiante, veleta o falta de personalidad. Yo lo llamo enriquecerse, levantarse no reconocerse, y dejar que tu yo interior te sorprenda con un comportamiento no habitual en tí, cambiar de forma de pensar conforme ves otras realidades, abrir tu mente, pensar que estas un poco de prestado para evolucionar con el tiempo.

    Me da miedo ser la primera en comentarte, me parece un texto tan filosófico que no sé, si es eso lo que quieres expresar, pero hasta cierto punto esto es un comentario personal, es como yo lo interpretado sólo eso.

    Increible. No sé, que más decir.

    ResponderEliminar
  2. El primero es demasiado abstracto, ¿no?, jajaja.

    Pienso que nuestro comportamiento para con los demás es lo que determina en gran parte quienes somos. La idea que los demás tienen de nosotros es al final lo que importa. Muchas veces me digo: ¿qué importa lo que piense de mí mismo, si después los demás no piensan así? Tanto para bien, como para mal. Y realmente pienso que cada persona por sí mismo no vale nada, lo que vale es lo que tiene para ofrecer a los demás. Y eso no tiene nada que ver con grandes cosas, todo lo contrario, cosas pequeñas y a veces insignificantes, pero que son importantes.

    La falta de personalidad es la uniformidad, cuando alguien diga: "Me gustaría ser como tal..." Uff, cuidado, jajaja. Cada uno es como es, el primer paso es aceptarlo, hace poco leí una gran frase: "Quien obtiene una victoria contra un hombre es fuerte, quien obtiene una victoria contra uno mismo es poderoso" (anda mira como tu nombre, jajaja). Lo que está claro es que si tú no te aceptas no va a ser fácil que lo hagan los demás y por esos miedos, pues la gente se camufla en otras personalidades. Son sistemas de defensa contra uno mismo, pero a la larga hacen daño, porque son armas de doble filo.

    Se puede cambiar en determinados aspectos, pero lo esencial nunca cambia. Lo que está arraigado profundamente es difícil de arrancar.

    Esto también es un comentario personal, no me creo en posesión de la verdad absoluta, ni mucho menos. Que parezco un predicador, jajaja.

    ¿Miedo, por qué? Te ha gustado el texto, me alegro, jajaja. Una cosita, cualquiera de mis textos son lo que tú quieras que sean, no lo que yo diga. Lo extrapolaría a cualquier otro texto, pero bueno, eso depende de cada autor... Y no tengas miedo en decirme lo que piensas, o lo que quieras, aunque te parezca una tontería. Lo voy a leer y contestar igual. Si subo cosas aquí es por eso, para saber lo que piensan los demás de lo que escribo. Lo que quiero decir es que si quieres comentarme lo que sea, no tengas reparos. Además me hace ilusión. Y tampoco te vayas a sentir obligada a hacerlo. Comenta lo que quieras, cuando quieras y como quieras. Aquí estaré, supongo, jajaja.

    Increíble, para nada. No me exageres. Te gusta y me siento tremendamente agradecido, pero no te pases, jajaja.

    Después del auto-tocho...

    Besitos ^^

    ResponderEliminar
  3. ¿Sabes? es curioso lo que dices de como te ven los demás, yo siempre tengo el presentimiento que la gente me ve débil, y yo me considero más fuerte que otras personas, no por fortaleza, más bien es que cuando me pasa algo malo tengo la sangre fría de pensar una solución y no hundirme, y aceptar que la vida trae cosas así, eso es por poner un ejemplo. Pero como soy así cortadilla, un poco nerviosa, parada en muchas ocasiones, y sensible, y creo que es porque se me nota en la cara cuando me duelen las cosas, pues doy esa imagen.

    Y bueno, también me considero algo diferente en los pensamientos, lo que el 90% interpreta de una manera yo pienso otra, por eso era el decirte que me da miedo, porque lo más seguro es que no sea para nada lo que has querido expresar.

    Pues, haré eso lo comentaré desde mi punto de vista, y me dejaré llevar por lo que pienso, y me sentiré como en casa, al igual que en el blog de yo. jaja

    Besitos.

    ResponderEliminar
  4. Me voy a sincerar yo también, ya que estamos. Yo tengo el presentimiento de que la gente piensa que paso de todo y que todo me da igual. Y que piensan que soy imbécil, o algo así. Luego están los que me conocen y tienen otra idea de mí, totalmente contraria. No sé que me pasará con alguna gente pero no congenian conmigo y yo hablo con todo el mundo, aunque de primeras me cuesta.

    Esa sangre fría de la que hablas la tengo para algunas cosas, cuanto más me importa esa cosa, menos sangre fría tengo y menos soluciones veo.

    "Pero como soy así cortadilla, un poco nerviosa, parada en muchas ocasiones, y sensible..." Anda si parece que me describieran a mí. Pero yo no dejo que se me note en la cara cuando me duelen las cosas, sólo cuando quiero dejarlo claro.

    Como no estoy en la cabeza de los demás tampoco puedo decir que pienso distinto al 90%. De todas formas no creo que nadie piense igual, otra cosa es como se comporten, pero eso es porque hay mucha gente que no actúa de acuerdo a su manera de pensar sino a aparentar porque hay cosas de ellos mismos que no les gustan y no quieren dejarlas a la vista. No sé...

    De todas formas, ¿qué más da lo que yo haya querido expresar?, jajaja. Y lo que es más importante, porque lo que yo haya querido expresar si tienes curiosidad te lo cuento, pero ¿qué más da que lo que tú digas no coincida con lo que yo haya querido expresar? Si lo maravilloso de esto es que yo escriba algo y tú me digas lo que te parece y sea algo que yo no haya visto. Eso es magnífico. Así que no digas tonterías.

    Eso es justamente lo que quiero, lo que tú pienses vale lo mismo que lo que pueda pensar cualquiera, ni mejor ni peor, diferente, tu exclusivo punto de vista. Único e irrepetible.

    Hala, besitos.

    ResponderEliminar
  5. Yo tampoco estoy en la mente de los demás, pero cuando tenemos que contar una peli, o un libro, yo me fijo en cosas que no parece que los demás le den importancia, o a veces interpreto las cosas diferentes. No sé, por lo que es. Yo creo que eres un chico sensible y profundo, es mi sensación, yo también lo soy, doy la imagen un poco de eso nerviosa o que paso de todo porque siempre me estoy riendo y haciendo bromas, pero en realidad como dices tú, todo lo pienso, y me duele todo mucho, y no sé disimular, me tienes que enseñar. Un beso.

    No me atravo con tu primera historia, ahora la repaso y te comento jaja, ainssss.....jajaa:)

    ResponderEliminar
  6. Más que sensible y profundo, yo diría que soy incómodo.

    La risa y las bromas son una buena manera para no pensar, pero como que parece que quitan importancia a cosas que nos son importantes. De todas formas, no pensar es positivo para la mayor parte del tiempo. Cuanto menos pienses, menos dolor y más risas. Así que ya sabes...

    No te preocupes por la primera historia.

    Besos.

    ResponderEliminar
  7. ¿incómodo? no lo entiendo, perdona. ¿quieres decir que a veces te sientes incómodo?. Yo creo que a mi también me pasa, si te refieres a eso, a algunas situaciones ¿dices?

    ResponderEliminar
  8. No, eso a veces también, jajaja. Digo que tratar conmigo puede ser incómodo muchas veces. La gente acaba por no decirme lo que piensa, no sé por qué será... Tampoco me quiero plantear las razones.

    Pero no te preocupes, jajaja.

    ResponderEliminar
  9. La gente oculta y engaña. Y bueno actúa muchas veces por conveniencia, según les de, no es nada personal, es que a veces pienso que la gente en general es un poco buitre, si quiero salir contigo eres guapa y preciosa, si me puedes ayudar ay que ver cómo te quiero. Un asco vomitivo.

    ResponderEliminar
  10. Lo he vuelto a leer, y la conclusión que saco es que por mucho que busque no tiene salida, vuelve al principio. ¿Tú crees que por mucho que luchemos por salir, hay veces que nos quedamos como estamos?

    ResponderEliminar
  11. El primero... me voy a tirar a la piscina y voy a atreverme a decir que es una adaptación de uno de tus sueños de esos raros :D mezclado con un poco de ese agobio que nos entra cuando queremos escapar de algo. Quizás huyendo un poco de nosotros mismos. O de algo "externo" que no nos gusta y nos duele y por eso lo rechazamos.

    El segundo... pues creo que hace referencia a que, a veces, cuando nos olvidamos un poco de "nosotros mismos" (en tu texto, para mal, porque no será que tú te tengas en muy alta estima, sino todo lo contrario) y nos relajamos un poco es cuando nos sentimos mejor. Cuando estamos entretenidos, simplemente disfrutando de una conversación, intercambiando impresiones, con alguien a quien escuchas y que te escucha. Entonces en ese momento es como si todas esas cosas que te abruman y te pesan a diario, algunas incluso de ti mismo, desaparecieran. Porque en ese momento no importan. No es que dejen de estar. Es sólo que dejas de pensar en ellas.

    Quizás el truco esté ahí. En no llevarnos todo el día dándole vueltas al coco, pensando en lo que somos o como somos y en lo que piensan de nosotros o dejan de pensar. Quizás es sólo cuestión de vivir, que no es poco, en continua interacción con unos y otros. Enriqueciéndonos y creciendo como personas. Sintiendo que nosotros también tenemos algo que aportar, en tanto que hay otra persona que nos escucha. Aprender un poco a querernos y a valorarnos y dejar de mirarnos "el ombligo" (encima, para mal)

    Un besito. Voy a cotillear ahora qué os contáis xD. Con vuestro permiso xD jajaja

    ResponderEliminar
  12. Victoria: A lo mejor lo correcto es actuar por conveniencia. Si es así, me seguiré equivocando. Pienso que cada uno debe actuar conforme a lo que piensa y no para intentar agradar a los demás y así conseguir cosas de esas personas para beneficio propio, pero bueno, muchas veces se queda en el intento.

    Pues sí. Por desgracia con luchar no es suficiente, con tu voluntad, no es suficiente. Las buenas intenciones no son suficientes. Que quieras salir de donde estás no quiere decir que puedas. Al menos sol@, no.

    Yo: No es un sueño. Está escrito de forma impersonal, porque no sabía si poner el personaje masculino o femenino. De todas formas, intentar huir no le sirvió de mucho.

    Dudo muchas veces de si me tengo en estima, así que lo de "muy alta" me supera bastante, más que nada porque el "Mí mismo" es mucho peor que el Yo. Exacto, pensar es malo, ya lo había dicho antes, jajaja.

    Buen truco, con suerte igual lo aprendo.

    Besos.

    ResponderEliminar