miércoles, 20 de julio de 2011

Brevedad Interminable.

¿Por qué temer un sí?
En aquellos días brotó una pregunta en su cabeza que le atormentaría por bastante tiempo, lo que una vez le pareció una eternidad. No sabía qué hacer mientras pensaba en la posible solución. De todas formas se sentía incapaz de decidir, ignorando que eso suponía una decisión, cobarde, pero al fin al cabo una decisión. Era algo que escapaba a su compresión. La cuestión es que la veía todos los días y eso le hacía feliz. Le hablaba sin miedo, sin titubear, intentando que no se diera cuenta de lo que realmente sentía cuando se acercaba. Le hacía reír y se reía con ella, porque le gustaba hacer sentir bien a los que le rodeaban y en aquel caso con más razón. La miraba fijamente a los ojos, perdiéndose en ellos, intentando entrar en sus pensamientos y aunque no era algo que le obsesionaba, le gustaba poder intuir si le estaba dando vueltas a algo para aliviar su carga o ser meramente su confidente. Ése podría ser el peor de los síntomas, el que te preocupen sus problemas con una sincera firmeza. Cuando para ti lo más importante es esa persona independientemente de tus circunstancias y antepones todo su mundo ante el tuyo. Pero él lo llevaba en silencio, dentro de sí. Y ahí estaba, tumbado en la cama, pensando. Dándose cuenta de que no le gustaba simplemente, sino que la amaba con la idea más puramente clara de la palabra amor. Queriendo que volvieran a tener sentido las canciones de amor. Ahí estaba, tumbado en la cama, preguntándose qué hacer. ¿Debía o no decirle todo lo que sentía? Cierto miedo a ser rechazado es algo que siempre nos atenaza. Pero en este caso no era así, porque aunque no compartiera esos sentimientos para él hubiera sido suficiente alivio contárselo y que al menos lo supiese. Y es que el peor miedo es el que te provoca el terror de un sí, algo que sabes que podrá hacerte inmensamente feliz, en el peor de los casos por un tiempo limitado. Resignado, sabía que debía conformarse con lo que tenía y hacerse creer que era suficiente.

Algo sin importancia.
La desconfianza es una pesada losa en la tarea de darnos a conocer. Nos sentimos cómodos en nuestros pensamientos o al menos seguros, aún pudiendo estar equivocados. Rompemos esa seguridad cada vez que damos a conocer esos pensamientos. Pueden ponerse en duda muchas de las cuestiones que planteamos. Pero no es algo malo, es parte del aprendizaje. Así es como nos nutrimos de nuevos puntos de vista y podemos cambiar nuestra opinión, que no requiere de renegar lo anterior. Algunas veces nos hace capaces de ver las cosas un modo más amplio, otras reforzarnos en nuestra postura o darnos cuenta de nuestra equivocación. Las dudas siempre asaltarán a algunos, porque aunque haya cuestiones de vital importancia para uno mismo, no tenemos la certeza que sea así para otros. Ahí se puede crear cierto desprecio que no lleguemos a entender, pero es lo que ocurre cuando nos topamos con alguien que lo considere extraño. La reacción irracional de algunos ante algo que no entienden es la del rechazo y la expresan sin clemencia, declarándose buenas personas en todo momento. Porque el concepto de normalidad es algo tan estancado en la mente de la sociedad que es imposible sentirse culpable al incurrir en esta conducta. Pero es algo superable, la intolerancia es algo que se puede intentar evitar por parte de quien la padece e incluso es un mal que puede remitir para quien lo promulga. Tanto en la aceptación como en el rechazo hay un compromiso, la de querer compartir o no tu tiempo con los demás. La afinidad que sentimos por los demás es un misterio, pero es una certeza para aquellos hacia los que decidimos otorgársela. Perder esa afinidad por parte de algunos es algo triste y que puede desencadenar conductas inesperadas. Así como inesperado puede ser el hecho que haya desembocado en esa pérdida. Puede ser en cuestión de minutos, días o semanas. Excluyendo los comportamientos detestablemente violentos, la razón de mayor peso la encontramos en la pasividad de la indiferencia. Porque un rechazo a tiempo es mucho menos doloroso que vivir en la aceptación bañada por un mar de indiferencia. Y es que nuestros pensamientos pueden ser importantes para nosotros, pero no para los demás.




PD: Buscando la comodidad en la escritura. Aún no desespero.

19 comentarios:

  1. Hola!
    ¿Temer un sí? mmm, pues a veces hay que pensar en que un no podría ser peor...
    Las cosas en la vida nos llegan porque sí y a menudo pasa que no decir las cosas también puede ser lo correcto.
    Sin embargo, cuando no tienes nada que perder, no se debe tener miedo al sí, pero si te juegas mucho en esta vida... un buen amigo me enseñó esta frase "evita situaciones"... :P

    ResponderEliminar
  2. Hola, Nita.

    La mayoría de las veces un no es peor que un sí. Pero se deja intuir que el personaje del texto acepta el rechazo aunque le infunde respeto o le tiene cierto miedo. Esa sensación queda como insignificante ante un temor mayor.

    La cuestión del texto es la respuesta de la pregunta del título del mismo. Tal y como está puesto parecería que es algo que se va a explicar en el desarrollo, pero no es así.

    ¿Por qué temer un sí? He ahí la cuestión.

    Y como en la mayoría de los textos que escribo pretendo una especie de reflexión, pues prefiero no dar mi respuesta y dejar que cada lector encuentre la suya. Mi opinión aquí es Algo sin importancia.

    Algo apuntas por ahí, que se tenga algo que perder, por lo tanto la siguiente pregunta sería. ¿Qué cosa podría hacer que no valiera la pena?

    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Yo no tendría miedo a un sí, tendría miedo a un no, porque el sí, siempre me haría feliz aunque no sea eterno, pero el tiempo que pudiera pasar con la persona amada, ya sería para mi una realización a mi anhelo de estar con ella, pienso que el protagonista tiene miedo a perder lo que tiene con ella, en el caso de que no sea correspondido porque a veces nos da miedo perder a una persona cuando la decimos que la amamos, luego todo se vuelve diferente, más tenso y ya no hay la misma confianza, no? besikos

    ResponderEliminar
  4. Es verdad que se aprende más de los puntos de vista diferentes, porque pienso que de alguna manera a veces nos estancamos en lo que pensamos y una manera diferente de ver un pensamiento nos hace abrir la mente, por eso pienso que la intolerancia es para ciertas personas que se muestran muy cerradas a su forma de pensar, y no hay manera de enseñarles nada nuevo.

    La vida nos va transformando en las personas que llegaremos a ser, y estamos aprendiendo en cada momento de otras personas.

    Respecto a la desconfianza de mostrarnos como somos, en algunas ocasiones pasa con determinadas personas intolerantes, como sabemos que no nos van a comprender tenemos miedo a expresarnos libremente, aunque en el fondo eso no debe importar, porque aunque no lo expresemos verbalmente, nuestros comportamientos y conductas hablan por nosotros.

    Preciosa entrada, me ha encantado.

    ResponderEliminar
  5. El personaje (en realidad el narrador) define el no como una liberación. Por el simple hecho de que ya habría expresado lo que siente y no le da un miedo visceral a que todo quede ahí, porque al menos tal y como dice, ella ya sabría lo que él siente que es premio suficiente. Y aunque no sea algo que le agrade lo acepta. Pero leyendo el texto, parece ser que no es eso lo que mantiene su silencio.

    Hay que ver el cuadro completo, Vick. Y en el cuadro del miedo al sí, falta algo que para él parece importante. ¿Qué sería, ya no para él sino personalmente para cada uno, lo suficientemente poderoso para temer un sí? Y es que al hablar de amor, la palabra nos parece tan importante que todo lo demás parece insignificante, pero cuando se vive, vemos que el amor entra en conflicto con muchas otras cosas y eso no quiere decir que no se ame. Pero el amor incondicional es una locura, es romántico y noble, pero de locos.

    Se puede aprender de cualquier cosa y de cualquier persona, muchas veces de quien menos esperamos. La intolerancia es un síndrome del miedo a lo desconocido. En lo que sabemos estamos a salvo pero lo nuevo no hace entrar en un estado de alerta que hay gente que no sabe canalizar, por decirlo de algún modo. Y aunque parezca algo irracional, no lo es, pero puede parecernos algo ilógico.

    No estoy tan seguro en que nuestros comportamientos y conductas hablen por nosotros. Hasta en eso se puede mentir, otra cosa es que tengas un ojo clínico y que veas venir de lejos a la gente, jajaja. Pero no es así para todos, te lo aseguro.

    Pero quiero llamar tu atención hacia lo que pretende hacer hincapié el texto. No es tanto al aprendizaje sino al compromiso de los sentimientos. Lo que quiero decir en el texto es que hay emociones que comportan un compromiso. El amor, la amistad, el odio, el rechazo, la intolerancia, todos tienen un compromiso, el de un sí o un no (te sonará esto del primer texto, jajaja). Pero ¿la indiferencia?, ahí no hay nada. Por eso digo que peor que el odio, el rechazo, la intolerancia, mientras éstas no sean expresadas con reacciones violentas no son peores que la indiferencia. Y es que te pueden aceptar, pero que en el fondo no sea más que algo indiferente. Y a esto no es a lo que tiene miedo el personaje del primer texto, por si acaso, jajaja.

    Besitos, Vick. Gracias por pasarte como de costumbre.

    ResponderEliminar
  6. No sé, yo prefiero ser indiferente a que me odien, si soy indiferente, no tienen malos sentimientos hacia a mi, pero que yo sepa puedo ser indiferente a muchas personas, pero creo o vamos pienso que no me odia nadie, en el fondo yo dejo las cosas claras, y lo digo de una manera que como no suelo hacer daño, ni hacer cosas que hagan daño, por consiquiente no creo que sientan odio.
    Me sentiría mal si supiera que alguna persona me odiara por algo, pero no me siento mal porque no me saluden o pasen de mi algunas personas, siempremente si ellos pasan,pues yo también, y no hago nada más.

    Pero cuando amas a una persona y la otra persona te trata de manera indiferente, aunque es prefierible a que te odie claro...sí que duele, de todas formas eso te das cuenta, en el momento que tu intentas amar a un chico y el no te corresponde, pues ya no insistes, es algo que se nota.

    Bueno no sé si tiene que ver...pero es lo que he pensado ahora.

    Un besito ;) gracias por tu bonita explicación.

    ResponderEliminar
  7. A ver la cuestión no está en una indiferencia de partida. Más que odio quiero decir un sentimiento negativo que haga que no caigamos bien a otras personas. Por eso hablo de un sentimiento con compromiso, o sí, o no. La indiferencia no comporta ninguna de estas dos respuestas. Pero lo significativo del texto es que intenta hablar de una primera aceptación que deriva luego en una total indiferencia. Las relaciones personales son batallas complejas y a veces batallas que parecías tener ganadas resulta que no era tan así. Por eso digo que es algo terrible. Pero vamos, es mi opinión, jajaja. Al menos me parece algo feo tratar con una persona y de buenas a primeras si te he visto no me acuerdo. Sinceramente prefiero que me digan: "oye, que no te quiero ver ni en pintura, hasta nunca". Será que pido demasiado, pero es que si a mí no me gusta jugar con el tiempo de los demás, tampoco quiero que lo hagan con el mío. Por eso te digo que el odio o el caerle mal a alguien lo veo algo con mayor compromiso. No es que sea bueno, pero ya sabes a que atenerte, de la otra forma no y muchas veces estás hasta engañado. Prefiero la verdad antes que la mentira, aunque duela.

    No he intentado hablar de amor en ese texto, porque lo desvirtúa todo. Hablo de relaciones personales. Pero vamos, lo que digo podría ser extrapolable. Pero es lo mismo que te digo arriba, no en una indiferencia de primeras, porque entonces sabes que no hay más. El problema radica en que te digan: "venga, vale". Y luego te vayas dando cuenta de que la cosa cae por su propio peso.

    Necesitamos respuestas, Vick. Específicamente no da igual el tipo de respuesta, pero en general sí. Porque lo necesitamos, sea lo que sea (ya digo que en términos generales).

    Besitos, gracias a ti siempre. Lo único que hago es responderte, jajaja.

    ResponderEliminar
  8. Ya te entiendo, pero la gente es muy falsa, primero está contigo bien contigo porque es compañero/a y parecen normales, quiero decir, que hay un trato por lo menos normal, y luego pasa el tiempo y si te ven por la calle pasan de ti, o algo, eso me ha pasado muchas veces y es lo que dicess parece que ya como no hay compromiso pasan.(bueno eso no has dicho, pero lo digo yo ahora, ¿vale? of course?.

    Mira si yo he tenido un compañero en los estudios o en el trabajo aunque no sea santo de mi devoción, si he convivido con él en algun sitio o he compartido algunos momentos, yo por educación y por ser una persona sociable, si lo veo, me preocupo y por lo menos digo: hola ¿qué tal te va?, y es eso que dices del compromiso.

    Yo si me comprometo con la gente aunque sea por respeto o por valores. No digo como ha pasado el tiempo y ya no estoy con esa persona pues ya paso. Porque pienso que nadie tiene que ser ignorado, me parece algo que no se debe hacer, para que la persona no se sienta mal.

    Y claro la indiferencia no tiene compromiso y eso me parece mal. Hacer que una persona se sienta indiferente, porque ya no te gusta por ejemplo; lo típico ahora me gustas te hago halagos y si ya no me gustas, pues paso y no te hago caso, no sé como las personas son así, la verdad, me da mucha pena.

    Besitos, me respondes muy bien.

    ResponderEliminar
  9. Algunas veces pienso que somos la novedad. Y la gente se interesa más, pero al poco eso desaparece y es como si no hubiera pasado nada. Eso es lo lamentable, que ya ni siquiera un mínimo, nada.

    Vick, no creo que sea por cuestión de educación, es algo que va más allá. Es por la persona, a mí me da mucha pena tener que fingir una falsa indiferencia hacia alguien que conozco, ya no por mí sino por ellos. Aunque ellos no tengan remordimientos de hacer eso mismo conmigo.

    Es eso que dices, y yo lo pienso fuertemente. Cuando dicen eso de: "el olvido está en el tiempo o en la distancia". Eso es mentira, el olvido está en la indiferencia. En tu predisposición para asumir que esa persona no significa nada y por lo tanto acabas ignorándola. Yo me sigo acordando de personas que están muy lejos y de otras que dejé atrás en el tiempo. Y no puedo decir que no fueron o incluso son importantes para mí, porque no es cierto.

    Por eso te digo que me parece más perversa la indiferencia. Imagínate que cortan contigo de raíz (en una relación personal, ya sea amistad, de pareja...). Evidentemente el dolor es mucho mayor y dependiendo de la situación dura más o menos, pero llega un momento en el que se acaba. Si en vez de dejarte eso claro juegan con indiferencia, el dolor es menor pero dura mucho más y si al final llega el rechazo, además del propio dolor del mismo, llega una sensación de desengaño brutal. Es algo muy perverso.

    Pues en muchas ocasiones la gente es así porque no se dan cuentan. Es totalmente lógico, si ignoras a alguien es como sino existiese por lo tanto no te das cuenta. Eso es la indiferencia, a esos extremos llega.

    Besitos, eso de bien lo dices tú, jajaja.

    ResponderEliminar
  10. Por qué temer un sí... pues... creo que está claro... (al menos en cuanto a mí respecta). Porque un sí representa lo desconocido. Lo que no esperas. ¿Y qué ocurre cuando te enfrentas a una situación en la que nunca te has visto, en la que, por tanto, no puedes predecir el devenir de los acontecimientos y ni siquiera tienes una experiencia previa de haber pasado por una situación similar...? Pues que te entra el miedo.

    Esto supongo que es algo que sólo nos pasa a los que vemos siempre antes el lado negro de todo. Pero es así. Por suerte o por desgracia nos ponemos siempre en lo peor. Porque claro, esperar lo malo siempre trae ventajas: si al final resulta ser lo que esperabas, ya lo tienes medio asimilado y si al final te llevas la sorpresa, siempre es mejor esperar lo malo y que resulte bueno que no esperar lo bueno y resulte malo...

    Y nos acostumbramos al cómodo segundo plano en el que nos sentimos siempre más seguros. Más seguros porque ahí nadie nos puede hacer daño o al menos es más improbable que suceda en tanto que nunca nos decidimos a saltar al primer plano... Nos gustaría hacerlo, a veces. Ser diferentes. Pero ese pensamiento fugaz se queda en eso, en pensamiento. Porque en el fondo... sabemos que no lo vamos a hacer... que nuestro yo más... inseguro, por llamarlo de alguna manera, sigue prefiriendo quedarse ahí.

    Por eso, cuando nos gusta alguien no aspiramos a nada (recordemos: mejor ponernos en lo peor, así si nos rechaza nos "dolerá menos"). Nos volvemos conformistas, porque su sola presencia ya nos llena. En ese momento puntual, la otra persona, por los motivos que sean, está con nosotros y eso es lo que importa. Nos quedamos en ese momento concreto. En lo último en que pensamos es en que esa situación vaya a prolongarse en el tiempo... Sentimientos de rechazo, de soledad, de vacío... ya nos son conocidos. No nos gustan, es cierto, porque hacen daño. Pero de alguna manera... son ya viejos amigos. Los conoces bien, sabes cómo te vas a sentir cuando la otra persona desaparezca, sabes hasta predecir en qué orden irán llegando, las nauseas, las pocas ganas de comer, el llanto, el vacío, el silencio, echar de menos...

    Estamos preparados para el no. Esperamos el no. Sabemos predecir cómo transcurrirá nuestra vida después del no. Y aunque no nos guste el no, no le tenemos miedo. Porque, por suerte o por desgracia, ya le conocemos demasiado bien...

    Por eso tememos el sí. Porque durante toda nuestra vida hemos recibido "noes" y no sabemos lo que es un puñetero sí. Ni qué va a pasar después de él... Por eso de alguna manera, parte de nosotros se encuentra "cómoda" en el no. Porque la sola idea de pensar en un posible sí, ya nos aterra. Aunque en el fondo... no haya cosa en la vida que deseemos más... (por incongruente que parezca...)

    En fin... que no me preguntes por qué lo sé...


    Fdo: Una aterrada del "sí" :D

    ResponderEliminar
  11. Madre mía, mis ojos me engañan seguro. Pero si te has dignado a comentar y todo, jajaja :P

    Me gusta lo que has dicho porque expresa una forma de miedo más generalizada de lo que parece.

    Es un miedo racional y tremendamente contraproducente. Es como una especie de freno a la hora de tomar una decisión, porque ello comporta el intentar adentrarse un poco en lo desconocido e intentar comprenderlo antes de decidir. Lo que escapa de nuestro control se transforma en un enemigo que nos atenaza. Establecemos el equilibrio en lo que conocemos, en lo que controlamos, sobre lo que podemos formular una hipótesis clara. Y nos refugiamos en esa falsa seguridad. En realidad hay menos cosas a las que tenerle miedo de las creemos. Lo preocupante es dejar que el miedo tome las decisiones y en ocasiones las dejen aparcadas por un tiempo.

    Esperar lo malo tiene más desventajas que ventajas, si es que tiene alguna ventaja. Instalarse en un no perpetuo es la forma que tenemos algunos de complicarnos la vida cuando en realidad todo es mucho más fácil. Es falta de confianza en lo que decimos y hacemos. Pero tienes razón en que la sorpresa de lo favorable es un premio que se goza con mayor intensidad. Pero, ¿a qué precio? Muchas veces he pensado si valía (evidentemente no la consecuencia sino el transcurso hasta llegar a ella) la pena después de haberlo pasado mal después de una negación que era mía, porque eso es lo peor de todo. La mayor parte de las veces somos nuestro propio obstáculo.

    Y tanto es así que vivimos nuestra propia vida en segundo plano. Somos los actores secundarios de nuestra propia vida y pasamos el tiempo buscando al protagonist@. Pero a quienes nos tenemos que encontrar a veces es a nosotros mismos. Y llamando a las cosas por su nombre más que inseguridad yo lo llamaría cobardía. Y renegué muchas veces de llamar a lo que consideraba importante por su nombre, pero eso lo dejo ya para aquello que tenga menos importancia. De hecho, para todo menos para lo esencial (porque también hay que saber separar lo esencial de lo importante).

    Cuando alguien te gusta comienza la subjetividad total. Al menos en mi caso, (pero parece ser que es algo muy generalizado) la otra persona es dueña de la perfección completa. Por lo tanto, uno que es tan poca cosa ni es capaz de imaginarse tan sólo la idea de aspirar a ella. Date cuenta que sería aspirar a la perfección, a mí es algo que me supera. Y es verdad lo que dices, nos volvemos conformistas. Porque su presencia es más de lo que podemos desear o esperar. Y el rechazo, como dices, trae todas esas cosas ya bien conocidas. Y no por ello menos dolorosas. Entonces al final la respuesta es que en algo nos hemos equivocado (perdón por utilizar el plural porque esto es algo que hago yo). Y puede ser que no, que no nos hayamos equivocado pero a veces necesitamos hundirnos por completo porque así al salir nos sentimos mejor, es lo mismo que antes.

    Estamos falsamente preparados para el no, lo esperamos, sabemos que pasará. Pero no lo queremos, por lo tanto no estamos preparados. Estaríamos preparados si el no, no significase nada. Pero eso es casi imposible.

    La felicidad está en esperar un sí. Es un hecho, la felicidad está también después del sí, pero es muchísimo más intenso antes. En esa espera, nunca mejor dicho, en la esperanza del sí. El no es cómodo pero no da felicidad. Y necesitamos ser felices, aunque sea de cuando en cuando, pero lo necesitamos.

    Cada vez me da menos miedo lo desconocido, porque estoy aprendiendo que no es algo malo, simplemente incierto. Por lo tanto hay que esperar, a ver qué pasa...

    Sé mucho de lo que dices y me gustaría no saberlo. Porque hubiera querido decir que le hubiera hecho caso al sí más veces de las que lo he hecho.

    No quiero que se tome lo que digo como algo rotundo, porque no lo es. Además hay muchas veces que no predico con el ejemplo, así que... De poco ejemplo serviría yo.

    Como siempre, me alegro de que te acerques por mi rinconcito para dejar lo que piensas.

    Besos de natación.

    ResponderEliminar
  12. Yo entiendo eso del miedo al rechazo, pero pienso que eso se nota, se nota cuando la otra persona te puede decir un sí, y se nota y se sabe cuando la cosa no va del todo, entonces pienso que es mirar la situación, y mirar a la otra persona, percibir lo que siente, y ver si también tiene ilusión y si notas que no responde a tu ilusión como tú piensas, ya sabes que te diría que no, y sí ves en sus ojos que te alientan a algo es cuando te puedes lanzar, y no pasa nada, es peor quedarse con la pena de no haber intentado y de no haber hecho nada, porque eso siempre quedará ahí, ¿por qué no le dije nada?, y ahora ya no puedo volver atrás..

    Besitos a los dos.

    ResponderEliminar
  13. Por cierto, que se me olvido en el comentario anterior. El miedo al sí del personaje del texto no es miedo a lo desconocido. De hecho él sabe que un sí sería algo feliz para él. Independientemente de lo que luego sucediese, él sabe que será ciegamente feliz durante algún tiempo en el peor de los casos. Pero, hay algo que le sigue frenando.

    Estoy de acuerdo con lo que dices, Vick. Pero es tremendamente complicado optar a un sí cuando tú a ti mismo te has dicho que no. Y después de eso, con tiempo de por medio, te vuelves a mortificar por eso que dices: "¿por qué no le dije nada?".

    Besitos a ti ^^

    ResponderEliminar
  14. Por eso pienso, que es algo mental o falta de seguridad del personaje, porque si con un sí es feliz por qué no lanzarse, y bueno puede darse el caso de que tenga miedo a ser tan feliz, y a amar tanto a la otra persona, que piense que si alguna vez se acaba la relación su vida quedará destrozada, es complicado cuando cuando se ama tanto, porque con un sí, si luego no durara la relación, se produciría un daño infinito.

    Cuando tú te dices mentalente que no, es porque en el fondo de tu ser sabes que esa persona es tu amiga, es buena contigo, pero no tienes claro que haya amor, entonces te da miedo a perder eso tan bonito que existe por querer ir más lejos.

    También puede ser falta de valor o pesimismo , por eso es importante verlo desde un punto objetivo antes de armarse de valor, escuchar bien a la otra persona, no pensar que sólo por quererte como amigo hay algo más.

    Pero sí, es muy complicado desde luego.

    Besitos.

    ResponderEliminar
  15. Me gusta la razón que has dado. Es muy idealista. Madre mía, si que da de sí el texto, jajaja (el otro texto, pobre mío, va a pasar sin pena ni gloria por culpa del primero, jajaja).

    Pero, sigue sin ser la razón del personaje. Gracias por jugar y hasta la próxima, jajaja. Es que no te das por vencida, ¿eh? Además, seguro que esa razón que has dicho es más bonita que la real. ¿Por qué no quedarse con esa? Yo me la voy a quedar, jajaja.

    Sabes que esa persona es tu amiga... o no, jajaja. Tal y como dices pueden ser otras cosas.

    Hay una cosa que me gusta de lo que dice el narrador sobre el personaje. Refiriéndome a lo que dije antes de que cuando quieres a alguien para ti esa persona pasa a ser perfecta. Hay otra cosa más y está en el texto. Es eso que dice: "Cuando para ti lo más importante es esa persona independientemente de tus circunstancias y antepones todo su mundo ante el tuyo." Algunas veces escribo cosas bonitas, jajaja (está en límite de lo cursi y lo romántico, o no). Pero es verdad, esa persona te saca del centro de tu vida y se coloca ahí. Entonces lo que te pase a ti como que da un poco igual.

    Besitos, jajaja.

    ResponderEliminar
  16. Ains si, eso es amor, y no suele darse con facilidad, pero cuando se da es algo que rompe tus esquemas, cuantas veces he pensado "si le quiero más que a mi vida" pero a veces si no te quieren igual, se va deshaciendo todo, aunque queda siempre amor, porque como ha sido auténtico es raro que se marchite del todo, ains me pones romántica, melancólica, ains, ains, que cosas más bonitas escribes. Un abrazo grande...ole!!!!

    ResponderEliminar
  17. Bajo mi humilde opinión, yo considero que eso es el amor. No sé otra forma de amar, aunque es verdad que es arriesgado.

    No te pongas melancólica, por favor. Vaya una mala influencia que soy, jajaja.

    Tú sí que ole, jajaja.

    Otro abrazo para ti ;)

    ResponderEliminar
  18. Creía que comentar era más cosa de que se te ocurriera algo qué decir y no algo relacionado con la dignidad...

    Estoy totalmente de acuerdo con esa frase que pones en negrita. Cuando verdaderamente amas a alguien, es así. Y si estás con alguien y no es así... empieza a preocuparte...

    Y Vick, o las cosas no son tan evidentes o yo soy muy torpe... Porque en más de una ocasión habría apostado que de verdad me querían. Porque, como dices, parecían felices, ilusionados... y hasta uno se cubrió de gloria y me dijo lo que, en su momento, me pareció lo más bonito que me habían dicho nunca. Porque yo tenía ese miedo que decía a colgarme y que me volviera a pasar igual. Y un día me dijo: "Yo, si estoy aquí es para quedarme, así que por favor no me eches...". Fíjate. De eso hace años y aún lo recuerdo. Recuerdo que me sentí super tranquila en ese momento. Le quería, me quería y, encima, tenía intención de quedarse de por vida... qué más se puede pedir... Pues se puede pedir que hubiese sido cierto jajajaja.

    Al final el que me suplicó que no le dejara y que le dejase estar conmigo, me dejó al poco tiempo y volvió con su ex... Such is life. Más palabras vacías pa engrosar mi lista de palabras huecas...

    ResponderEliminar
  19. Lo que dices es totalmente cierto, pero no lo decía en serio. Si te ha sentado mal, te pido perdón. Será que cada vez escribo peor y por eso no se te ocurre nada que decir.

    Estoy seguro que hay mucha gente que no estaría de acuerdo con esa frase. Pero es algo que pocos se atreverían a reconocer.

    Dicen que el amor es ciego, yo añadiría que además es sordo, mudo y medio idiota. Eso nos pasaría a cualquiera. Las palabras pueden ser bonitas, como tu frase o la que dejé escrita. Pero las palabras se las lleva el viento, lo que queda después de que sople es de lo que podríamos pensar en empezar a fiarnos...

    Pero bueno, hay gente de la que te puedes fiar de su palabra. Yo conozco algunos que hasta la fecha no me han fallado nunca. Pero claro, es que en la amistad es más fácil no fallar que en amor. Quién sabe...

    Lo que sí pienso de verdad es que me alegra que te pases de vez en cuando por aquí. Pero bueno, si te quieres quedar con la anécdota tampoco puedo hacerle nada.

    Besos de yogur.

    ResponderEliminar