martes, 26 de julio de 2011

Lugareño Empedernido.

Destino del amor.
Los engranajes del destino giran, originando el principio y el fin de los tiempos. De una batalla colosal se desprendieron una ingente cantidad de átomos. En aquel universo rebosante de energía, algunos átomos decidieron agruparse generando inmensas colonias. Buscando una estabilidad que las apaciguara. Encontrando dicho equilibrio, emprendieron un desafío mucho más complejo. Una vez que supieron cómo defenderse ante la incertidumbre del vacío universal, decidieron conquistar la autonomía. Era una tarea complicada, los átomos estuvieron a punto en muchas ocasiones de tirar la toalla en el camino de la búsqueda de la fórmula para la vida. Pasaba una eternidad mientras éstos se combinaban de distintas formas intentando logar la gloria. Había algunos reacios a tal propósito, que dejaban de ser afines a aquellos idealistas. En un día incierto lo consiguieron. La fórmula se propagaba veloz mente y la vida se expandía con velocidad. Tuvieron que encontrar las condiciones adecuadas para que fuera próspera. Había ocasiones en las que esa vida apenas duraba un instante y los átomos no se daban por satisfechos. Su investigación seguía y se hizo lo suficientemente minuciosa como para que se produjesen avances considerables. Los átomos en su infinita inmortalidad eran conscientes de las limitaciones de su fórmula. Conquistaron la autonomía, pero aquella apuesta no fue totalmente favorable. Aquellos primeros organismos perdieron la conciencia en su constitución atómica, creyendo ser los principales protagonistas. Pasaron a tener el control en detrimento de los átomos, que resignados, dieron por pérdida la batalla. Dependían de los deseos del organismo, pero les parecía mejor que seguir tal y como estaban. Se formaban nuevos organismos y en la comodidad de unas condiciones ambientales óptimas, los átomos en un gesto de gran generosidad les confiaron el secreto de la inmortalidad. Entonces los organismos aprendieron a dividirse infinitamente siendo así inmortales para siempre. El tiempo pasaba y parecía que los organismos estaban cansados de pasar por la eternidad estancados en la monotonía. Tal y como hicieron los átomos al principio de los tiempos, empezaron a unirse. No sabían cuál sería el resultado, pero algo les decía que estaban en lo correcto. El miedo que a veces padecían fue la llave para tal suceso. Soledad, calor, frío, dolor, quisieron desterrar todas esas sensaciones y encontrar su propia estabilidad protectora. Los organismos erigieron dos tribus, una pacífica y relajada, la otra activa y belicosa. Los primeros originaron las plantas, los segundos los cuerpos. Como sus antepasados, las plantas utilizaban lo que tenían a su alrededor para abastecerse, sintetizando su propia materia para obtener energía. Los cuerpos necesitaban obtener la materia y así mismo la energía a través de otros seres vivos. Las plantas son silenciosas, pero aún así emiten señales cuando están en un ambiente confortable o por el contrario adverso. Su condena fue la pérdida de movilidad, por lo demás su autosuficiencia era plena. Los cuerpos en cambio tenían el don del movimiento. Pero necesitaban de todo lo demás. Necesitaban llenar un inmenso vacío. Sus carencias eran prácticamente ilimitadas. A pesar de estas diferencias había algo fundamental que les unía. Su existencia individual era efímera, al igual que la de los organismos que al dividirse dejaban de ser un individuo único y así podían seguir prosperando. La gran revolución de estos nuevos seres, es que para llegar a la perpetuidad, para continuar en su existencia como especie, era que necesitaban dos individuos para generar un tercero. Estos engendradores perderían la vida con el paso del tiempo, dejando el futuro en manos de sus vástagos. En la muerte acaba la vida del ser y poco a poco la de los organismos que se agruparon en él y lo único que queda son los átomos que los formaban. ¿Acaso los engranajes del destino serían capaces de dar una nueva oportunidad a lo que una vez pudo ser? Desconfiando de esta posibilidad. Como no creo en el destino, no pienso dejar que arrastre el amor que siento por ti consigo. Prefiero regalártelo aunque no lo quieras contigo.

Mi mamá me mima.
Le llevó nueve meses en el vientre. Él nunca podría saber lo que eso significaba, pero no importaba. Esa sensación de como día a día su vida iba cambiando, sin que le diera tiempo a pensar en ello. Ese sentimiento de protección completo e incondicional. Un amor profundo y eterno. Tan fuerte que su bienestar era para ella lo más importante, ante cualquier cosa, ante ella misma. Le ve crecer sin apenas darse cuenta. Siempre a su lado, cuidándole. Mostrándole emociones para que pudiera reconocerlas con facilidad. Dándole todo lo que puede en todo momento al alcance de sus posibilidades. También enseñándole la crudeza de la vida y preparándole para su camino en solitario. Aunque temía que llegase ese día y no sabía cómo iba a poder afrontarlo. Pero antes de eso ahí estaban. Él tumbado en la cama, mirando al techo como si allí fuera a encontrar la respuesta que necesitaba. Al lado ella que acababa de entrar en la habitación. Le preguntó qué le pasaba. “Nada” – fue la contestación. Ella insistió porque sabía que algo le ocurría. Es increíble lo certera que es la intuición de una madre y esta vez no iba a ser diferente. Después de un rato insistiendo, sugiriendo alguna preocupación, él empezó a llorar. Ella se sentó a su lado, le acariciaba. Seguía intentándolo porque para ella era lo más importante. Cuando se dio cuenta que sus intentos no daban resultado una dolorosa sensación de impotencia la embargó. Sintió su esfuerzo inútil y lo que más podía dolerle en el mundo era no poder ayudarle. Las lágrimas empezaron a caer por su rostro. Incluso le rogaba que le dijese cómo podía hacerle sentir mejor. Durante un largo rato reinaría el desconsuelo de sus llantos, pero la razón que lo provocó sería algo que permanecería en el tiempo a pesar de la sequía de sus lágrimas y el silencio de sus llantos.




PD: Bueno, a ver qué tal. Con el segundo soy pesimista, igual lo modifico porque no está del todo como me hubiera gustado. Pero bueno, a esperar...

15 comentarios:

  1. Es eso..las madres tienen que dejar volar a los hijos, no llorar porque no pueden consolarles, no siempre es así, los hijos necesitamos de esa soledad, no siempre de la protección de una madre, necesitamos pensar por nosotros mismos, y sentirnos sólos y decidir como actuar, una madre debe estar ahí, pero si un hijo dice "no pasa nada" es porque tiene que empezar a ser él mismo.

    El primero lo voy a volver a leer que me ha encantado, luego te cuento.

    Besitos.

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  2. Me gusta tu enfoque del texto. No lo había pensado así cuando lo escribí. Gracias de verdad.

    Los primeros últimamente están muy laureados, al final voy a poner sólo primeros, jajaja.

    Pues eso, muchas gracias.

    Besitos ;)

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  3. Oye, pues me alegro de aportarte yo algo, que tú siempre me aportas mucha cosas, ya es hora que de yo algo,besitos.

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  4. No es tan importante lo que uno pueda aportar como la certeza de que por al menos un rato hay alguien que te escucha, te lee o se interesa por ti.

    Así que no te preocupes por lo que puedas aportar, porque de una manera o de otra siempre se aporta algo con cada comentario.

    Lo triste es cuando esa sensación de querer aportar se desvanece o se pierde el interés. A lo mejor para uno mismo es indiferente, pero seguramente habrá alguna de las partes que sufra un poquito.

    Besitos ^^

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  5. Este texto, me ha recordado a la lucha por la vida, en la que algunos somos más fuertes y otros más débiles, en la cual algunos nos resignamos y otros luchamos, y siempre buscamos un fin.


    Es precioso desde luego.

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  6. Pues sí, señorita, está usted en lo cierto, jajaja.

    En realidad la historia es un pretexto, pretende decir eso exactamente, cómo unas fuerzas misteriosas hicieron surgir la vida y después esa sensación furiosa de aferrarse a ésta. Pero esto no es lo mejor, lo mejor como de costumbre se hace rogar y está al final.

    Porque, ¿no es cuando luchamos por amor cuando más nos aferramos a la vida? ¿no es entonces cuando nos sentimos más llenos de vida? Luchar por amor es luchar por la vida, eso es así.

    Has dado en clavo, pequeña saltamontes, jajaja.

    Besitos ^^

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  7. ja,ja ¡qué bien! ya te estoy cogiendo el tranquillo jajaa el que la sigue la consigue, eso me dicen lo de saltamontes y ardilla jajaa tú también me has calado jaja

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  8. Al final te voy a dejar de sorprender, jajaja.

    Pero de todas formas, aunque quieras darle vueltas y pensar en lo que he querido decir, siempre guarda tu propia versión. Es como lo del texto de la madre y el hijo, que tenías tu propia visión y me gustó mucho.

    A mí me gusta escuchar y leer otros puntos de vista, jajaja.

    Besitos ^^

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  9. jaja, es una manera de conocer..verás cuando encuentro gente interesante, entonces intento conocer como son en realidad. Y a través de los textos, decimos mucho de nosotros mismos. Y tú no te escondes, aunque no hables de ti.


    Un beso, por eso me gusta tu estilo.

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  10. Me intento esconder con un pésimo resultado, jajaja.

    Bueno entonces ya somos dos personas interesantes, jajaja. Aunque no me considero nada extraordinario...

    Por cierto, me encanta la cita del día, jajaja.

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  11. ¿Por qué te ha surgido ahora esa pregunta? No te lo tomes mal, es que soy muy despistado y no sé si tiene que ver con algo que haya dicho antes...

    Bueno, tampoco importa demasiado. Me hace gracia tu forma de pregunta, Vick. ¿Acaso crees que tengo la respuesta de cualquier pregunta?, jajaja.

    Algo está claro, una cosa es ser realista y otra pesimista. Un pesimista en un día milagroso puede estar en lo cierto y ser realista, pero la mayoría de las veces se confunde al creer lo improbable como imposible (según lo que digo se equivocaría siempre, pero es que si acierta una vez, no quiere decir que tuviera razón para siempre, sino esa vez solamente, ¿entiendes?).

    Seguramente sea una mezcla de lo que dices. Las malas experiencias hacen que nos asuste lo que pueda venir luego. Te he dicho lo que significa ser pesimista que es considerar imposible lo improbable (por desconocimiento, evidentemente). Y tú pregunta por el porqué (siempre es más difícil contestar un por qué, jajaja). Te voy a decir lo que pienso al respecto y ya tú sacas tu propia conclusión (porque ni que fuera yo un oráculo de sabiduría infalible). Pienso que el que es pesimista cree que ha dado con mecanismo de defensa. Cree que así es capaz de frenar el daño que pueden hacerle aquellos acontecimiento que no salen como esperaba. Puede que sea algo efectivo en ese sentido. Pero eso te hace incapaz de aceptar que las cosas puedan salir como querías. Te encierra en una negación perpetua. Por lo tanto, también te frena ante lo que quieres que sea, porque no entra en tus posibilidades. ¿Por qué se llega a esto? Pues puede ser por lo que dices, malas experiencias...

    Pero cada persona es un mundo, Vick. Intentar generalizar sobre algo tan variado es complicado.

    Espero que te sirva mi respuesta.

    Besitos ^^

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  12. Aja, que tiene una visión desvirtuada puesto que aunque pudiera ser bueno, siempre lo ve desde el punto de vista pésimo. Ja, ja me ha echo gracia eso de oráculo (bueno ejem...a ver sigo leyendo, perdón)

    Sí, puede ser que al ver las cosas de manera pesimista, es como un conformismo en parte, y luego si sale bien, parece que respiras, y ni te crees que te merezcas eso tan bueno, después de ese mal pensamiento.


    Gracias, besitos.
    ¡Qué lío! pero es así, como yo me siento a veces con el pesimismo.

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  13. Es estar instalado en la negatividad. Si hay algo que quieres y te haría sentir bien, pues te parece inalcanzable. Si ocurre, inmerecido. Y así con todo.

    De todas formas, lo bueno o lo malo que nos pasa, no es cuestión de merecimientos propios, sino ajenos. Y buenas son muchas cosas, lo que pasa es que hay veces que no sabemos darle valor a las cosas. De hecho, a veces damos algo a alguien sin saber que esto le hace feliz (seguramente algo que en un principio nos parece algo insignificante, sin importancia, algo fácil), pero si se demuestra que eso es importante, igual nos reservamos más (y lo que era fácil se vuelve complicado, porque deja de ser algo espontáneo para convertirse en algo esperado) y aún sin querer, estamos haciendo daño.

    Besitos ^^

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  14. Es cierto, es una pena, con la ilusión que tenemos que cuando nos hacen un detalle de amistad o amor, y luego con el tiempo, si no lo tiene es como que lo esperamos, es decir, tú tienes que cumplir conmigo porque es mi cumple, o es una fecha especial. Y ya parece que la sorpresa, o la espontaneidad desaparece para siempre.

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  15. Seguramente será que nos sentimos cómodos con esas cosas. Quiero decir, que de alguna manera te acostumbras y eso te hace tener confianza. La sorpresas dan ilusión, pero es que esa ilusión está incluso antes de la sorpresa. Pero cuando te acostumbras a eso, ya no tienes ilusión, sino confianza. Confianza en que eso seguirá siendo así. Es como acomodarte con lo que hay. La monotonía nos refuerza pero tiene el problema de que puede cansarte. Por eso, sorpresas de vez en cuando no están mal.

    El problema puede que esté en que presuponemos cómo serán las cosas. Cuando eso ocurre no hay ilusión. Cuando te ilusionas no presupones sino que esperas a ver de qué manera suceden las cosas. Un ejemplo podrían ser los Reyes Magos. Acuérdate de cuando eras pequeña y creías en ellos. Pues bien, eso era ilusión, porque en realidad no tenías la certeza de que fueran a ir a tu casa a dejarte un regalo. Y ahora, ¿qué? Ahora ya sabes que ése día habrá algo.

    Creo que no me he llegado a explicar bien del todo... Bueno ya me dirás a ver...

    Besitos ^^

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