lunes, 29 de marzo de 2010

Culpables.

La historia de Sam: Segunda Parte (Sueños de Realidad)

Lawrence: Ya era hora, jasp. Tres malditas semanas encerrado en esa condenada celda de aislamiento, jasp.
Robert: No aprendes, Larry. Tu conducta no nos deja otra alternativa.
Lawrence: Maldito perro faldero del alcaide, jasp. Agradece a los cielos que no nos encontremos en otras circunstancias, jasp.
Robert: Me haré el sordo, Larry. Abran la celda. Entra y pórtate bien.
Lawrence: Volvemos a vernos, novato, jasp.
Ray: Vaya, si es Lawrence. Das pena.
Lawrence: Cuidadito con tus palabras, jasp.
Ray: Ni te mantienes en pie, Larry. Además, no ves nada después de estar tantos días a oscuras.
Lawrence: ¿Qué sabrás, jasp? ¡Aaaaaaaaaah…
… ¿qué haces empujándome, idiota, jasp?
Ray: Cállate, casi te partes el cuello con la cama al resbalar, imbécil.
Lawrence: Es cierto, la estoy tocando, jasp. Creo que me equivoqué contigo, novato, jasp. Tregua a partir de ahora, choca esos cinco, jasp.
Ray: Esperemos que así sea.

Julius: ¿Ya volviste, Sam?
Sam: Así es, compañero. Tenía visita de mi abogado.
Julius: ¿Por qué no sigues con la historia? Me dejaste intrigado el otro día.
Sam: No veo inconveniente, Jules. ¿Por dónde íbamos?
Julius: La separación…
Sam: Cierto, prosigamos. Bien, pasaron varias semanas con normalidad. En casa una tranquilidad inaguantable. Las bulliciosas calles en mis paseos estaban vacías sin ella. Cada segundo se clavaba una aguja en mi corazón. Un día ya no pude soportarlo más y la llamé por teléfono. Nada, su número no existía. Fui a la dirección que me dejó, no vivía nadie en aquel lugar. Pregunté en comisaría por su paradero, pero allí tampoco encontré nada y para mi sorpresa en el registro no constaba nuestro matrimonio. Se esfumó, desaparecida. O quizás no, llegué a pensar que fue todo un invento, que nunca había existido, una farsa. Un martes lluvioso se deshizo el engaño, llegó una carta. La abrí y en ella ponía –“Arthur’s Ville”. Un viejo fantasma del pasado había vuelto y fui a resolverlo…

Ariadna: ¿Qué haces aquí?
Sam: Vengo por mi vida.
Ariadna: Estás loco, la carta era para disuadirte.
Sam: Como puedes ver, funcionó.
Arthur: Sigues con ese sarcasmo tan irritante, perdedor.
Sam: Dejemos las cosas claras, sigo queriendo a su hija y abandonará esta casa de inmediato.
Arthur: ¿Queriendo? ¿Tú la quieres? Mírala bien, mira lo que le has hecho.
Sam: ¿De qué hablas?
Arthur: ¿De qué hablo, maldito descerebrado? Aún tiene las marcas de la última paliza que le pegaste, vino a mí asustada y cambiamos todo el registro para que no la encontraras.
Sam: Con todo y con eso, aquí estoy. Vengo por lo que es mío.
Arthur: Ella no quiere estar contigo, no hay nada más que hablar. Vete por donde viniste.
(Sam saca una pistola de su gabardina y apunta a Arthur.)
Sam: Ella es mía y no podrás impedirlo, viejo. Quítate de mi camino.
Ariadna: ¡Nooooooooo!
(Sam dispara e hiere a Ariadna.)
Arthur: Malnacido, Sam, Sam.

Julius: Sam, despierta, amigo.
Sam: Ah, menos mal. Era una pesadilla. Estos barrotes están acabando con mi cordura. Aunque los sueños intenten confundirme, seguiré recordando la verdadera historia…
Julius: ¿Qué susurras, compañero?
Sam: Nada, Jules. Todo a su debido tiempo.

Willy: Joder, una semana y aún no ha vuelto. Esto huele a récord.


PD: Bueno, nueva entrega de nuestros culpables. Parece que la historia se complica, ¿qué piezas faltan en el rompecabezas de nuestro amigo Sam? ¿cuándo acabará de contar su intrigante historia a su compañero Jules? Todo esto y más en el próximo capítulo de Culpables, si quiero, claro...

2 comentarios:

  1. Me ha gustado, a ver que pasa en el siguiente post

    un sld

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  2. Joder, tío, es muy difícil que me haya metido tanto en la historia sin ninguna acotación circunstancial. En serio, me parece una barbaridad el serial. Me encanta :D.

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