domingo, 16 de mayo de 2010

Costumbrismo acostado.

Noche pálida, noche iluminada.
Encuentro mi refugio entre cortinas de oscuridad y escleróticas ensangrentadas. Dándome cobijo el manto de la nocturnidad y pidiendo a cambio algunas páginas gastadas de mi maltrecha mente. El desconocimiento se apodera de mi ser y caigo en el anonimato. En ese momento soy el instrumento de cada una de mis pesadillas que desarrollo para mi agravio. El delito, un error en el tribunal de la melancolía y condenado a la soledad. Pero todo es mentira, ya que su brisa es mi mejor compañía. Cuando todo está perdido siempre se vuelve para mirar y me regala una sonrisa. Un espejismo que viene y va, una canción duradera, el final de una tarde que nunca llega y miradas de complicidad. Un contraste continuo y volátil, letal y figurado. Un instante de parálisis provocado por la ceguera con la que me atenaza. Mirar sin ver nada y poder vislumbrar la expresión de su cara, traspasando la barrera de la lógica y dejando que la locura te consuma. Caos, sin razón, frases sin ton ni son. Palabras empaquetadas, compactas, pero sin cohesión. La falta de coherencia de un ente sin valor. Insignificante, inepto, sin intuición. Intento de ventrílocuo que es manejado como un títere. Inventor del vaso donde ahogarse. Se agrieta el techo dejándome al descubierto ante la luz de esta noche. Y saber que durmiendo no he escrito, pero sí en sueños. En esa luz que me aclama y me lleva al triunfo de una obra terminada.

Suerte sin azar.
Hubiese apostado que nunca perdería. Tenía un don innato. El azar comía de su mano. Su firma era la victoria. Destructor de casinos. Jugador sin rival. Su táctica es ganar. Envidia para la humanidad. La definición de suerte. Fortuna en su totalidad. Sin necesidad de superstición. Seriedad en cada jugada. Pasos correctos en la conquista de cada partida. Da igual cartas o máquinas, fichas o dados. Certero y confiado. Respetado y despertando expectación con cada aparición. Nunca un fallo, siempre encontraba el mejor caballo. Ésa era su vida, la partida perfecta, sin manchas, inmaculada. Un día todo cambió y en esto suele irrumpir el amor. El apostaba que volverían después de la ruptura y en eso se equivocaba. Al final ella lo dejó solo y se llevó con ella toda su fortuna, quedando él en la más completa de las ruinas y gafe de por vida.





PD: Buscando lo que sea que quiero encontrar para poder seguir escribiendo...
... ya llegarán noticias de la búsqueda.

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