viernes, 27 de mayo de 2011

Cráteres Cerebrales.

Fragilidad invulnerable.
No consentimos que lo que creemos como verdad sea cuestionado. Establecemos una postura defensiva ante las convicciones que nos parecen inamovibles. No aceptamos que se ponga en duda nuestros firmes pensamientos. Las posibilidades no dan opción a más respuestas igualmente válidas. No somos capaces de ser ecuánimes ante diferentes aspectos y es por eso que se forman bandos. Los que van en contra, los que van a favor y el resto del mundo que vive ajeno a cuestiones puntuales que nos pueden parecer transcendentales. Para ser justos deberíamos abarcar todo el campo de visión, utilizar todos los puntos de vista y situarnos en cualquiera de las posibilidades en un mismo momento. No significa tomar cada una de las visiones como propias, sino aceptar cualquier eventualidad y no cerrar el abanico de infinitas respuestas para una misma pregunta. La cura para la resignación, si es que existe, sería conseguir dicha aceptación. Si algo no sucede como esperamos pero somos capaces de aceptar esa posibilidad, entonces, no se producirá ese pinchazo a veces amargo y otras ácido de la resignación. A partir de este punto se derivan multitud de sentimientos negativos que concluyen en la búsqueda de un culpable. Algo externo donde verter nuestra ofuscación de forma egoísta. Luego buscamos consuelo en el que preferimos escucharnos a nosotros mismos. Y al final, se queda una puerta entreabierta, esperando una respuesta.

Vileza.
Se acerca lleno de aparentes buenos propósitos, posando en tus hombros las manos que mecen la cuna del diablo. Con actitud sibilina muestra siempre sus cartas a tus espaldas, dejando tu culo aire cuando menos te haría falta. Jugando con la paciencia de la gente sin que ninguna de éstas le hayan propinado aún algún golpe. Se eleva impulsado por una actitud déspota y altiva, ensalzando su ego por encima del reflejo del cielo en un triste charco del suelo. Capaz de ensordecer los oídos más finos con sus palabras soeces. Consumido por el veneno que agria los besos de crueles despedidas que tornan grises e inmunizan tu alma de posibles recaídas. Repartiendo mezquindad por las esquinas espera que sean bienvenidas cada una de sus decisiones. Y así aburre la repetición de las situaciones llenas de revuelo por la contraposición de opiniones en las que nunca se da un brazo a torcer. Mañana volverá a eclipsar los nombres de aquellos que considera enemigos, creyendo como castigo una frágil pataleta pueril. Estimula el veredicto de la indiferencia perpetua. Con los ojos cerrados a cada uno de sus defectos, sigue una sinuosa trayectoria que desembocará en un estrepitoso fracaso, mil veces avisado. Rodeado por un séquito de desconocidos emprende un camino de no retorno.

Bombardeo catódico.
Los rayos catódicos nos traen promesas de sueños cumplidos tapados por la mentira. Se premia la falta de cultura entre risas de complacencia. Quedamos absortos en el divertimento de situaciones donde abunda una falta total de escrúpulos. Escuchamos noticias terribles, suavizadas por caras bonitas que nos ayudan a digerirlas sin ninguna dificultad. Se prescinde del contenido en la forma de contar las cosas. Se pierde la elocuencia en el fluir de relatar un suceso. Dejan la vista como único juez decisor. Venden cada vez en una mayor franja que va copando la totalidad de la parilla. Intentan imponer conclusiones rotundas de verdad absoluta sobre cualquier tema diverso, con argumentos oxidados por el tiempo de una repetición continua. Tienden a una uniformidad peligrosa, que le hace a uno aflorar las ganas de apagar esa pantalla maliciosa.





PD: Dejando atrás por fin, un horrible resfriado.

6 comentarios:

  1. Pues cierto es, que tenemos ciertas convicciones que no nos dejan paso a nuevas opiniones, negando otro punto de vista, pero yo me he dado cuenta que hay que abrirse a todos los pensamientos, nos hace más libre y menos desgraciados.

    Egocentrismo y prepontencia, difícil combinación, es complicado vivir con algo así.

    Muchas veces me pregunto cuando ponen una cara bonita en televisión con una voz interesante, si esa persona que anuncia estas catástrofes y hechos penales tan graves, no puede reflejar algo de sentimiento en su expresión ¿será que nos volvemos fríos ante la sociedad?

    Extraordinario, el uso de tu palabra escrita.

    Muchos besos.

    ResponderEliminar
  2. Siempre he creído que las convicciones son algo por lo que luchar y aún lo creo. Pero eso no quiere decir que tengamos que quedarnos sordos para proteger esas convicciones, no vaya a ser que nos hagan dudar. Todo el mundo tiene derecho a ser escuchado y expresar su opinión sobre lo que le apetezca, y de la misma manera deberá de actuar para con los demás.

    Son atributos que detesto completamente y que me gusta alejar, primero de mi propia persona y luego por parte de otros. Nunca me creído mejor que nadie, ni me lo creo, aún habiendo superado en algún aspecto, porque no creo que un hecho puntual sea determinante como para afirmarlo.

    Justamente ponen caras bonitas para que sea más llevadero, aunque hay diversas estrategias. La cuestión es que pasamos por el aro siempre. Se desvirtúan noticias, se miente, se le presta atención a lo que conviene y pasamos por el aro.

    Los he vuelto a leer y bueno, no está mal. Pero de ahí a que mi uso de la palabra escrita sea extraordinario. Digamos que para lo que acostumbro es extraordinario, que tampoco...

    Besitos ^^

    ResponderEliminar
  3. Sí, está bien luchar por tus convicciones, pero tú dices que todo el mundo tiene derecho a ser escuchado, es algo muy inteligente, pero digo yo...¿no es posible que estemos equivocados en lo que siempre hemos pensado o creído? a esto te refieres a hacer duddar,¿no?. Buena observación, muchos besos.

    ResponderEliminar
  4. Exacto, imagínate algo en lo que creas desde siempre (o casi). Algo fuerte, inamovible. Piensa ahora que eso mismo en un punto de tu vida te lo cuestionan. Entonces lanzan una semilla de duda que puede o no germinar. Imagínate que germina y que aquello tan importante en lo que se cimentaba tu vida se cae como un castillo de naipes. Qué miedo nos entraría, ¿no?

    El miedo a lo desconocido que le llamo, jajaja. Pero es lo que tú dices, ¿qué pasa si nos equivocamos? Pues bien, si te das cuenta de que te equivocabas hay dos opciones. La primera afrontar ese miedo, pasarlo y seguir adelante. La otra es obcecarnos en el error y pararnos ahí y como el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, imagina cual es la opción más utilizada. No sé si por orgullo, pero preferimos no aceptar que nos hemos equivocado si algo es realmente importante para nosotros (al menos en principio, porque el paso del tiempo te hace darte cuenta de tus errores, irónicamente).

    Bueno, dejo ya la perorata que me me pongo un poco plasta.

    Besitos y gracias por pasarte como siempre.

    ResponderEliminar
  5. Pues es verdad, daría miedo, es como si te volvieras insegura en ese momento, porque los pilares de tu vida se caen, y bueno, es posible que nos equivoquemos, pero está claro que las personas somos como somos y por muy equivocados que estemos, si creemos en algo, es porque lo sentimos así, o porque no podemos ser de otra manera. Al final, por mucho que pensemos que otro tiene razón, cuando no es tu forma de ser no vale para nada. Gracias y besos.

    ResponderEliminar
  6. Por eso de que cada uno somos como somos, es cuando en conclusión te das cuenta de que posiblemente no hay aciertos y equivocaciones de manera general.

    No hay equivocaciones en la forma de pensar, la equivocación está en pensar que los demás se equivocan o en intentar hacérselo ver imponiendo tus opiniones. La clave está en respetar y aceptar otras posturas, aunque no las vayas a compartir. Porque somos como somos.

    De hecho en algo fundamental no le daremos la razón a otra persona. Ni en lo fundamental, ni en otras cosas seguramente... jajaja.

    Besitos y gracias a ti ;)

    ResponderEliminar